
Ingerir a través de los alimentos, inhalar o, simplemente, estar en contacto con productos tóxicos afecta a la fertilidad, en especial a la masculina, ya que la calidad y la cantidad de espermatozoides ha decaído notablemente. Si en los años 80, el umbral de la normalidad se situaba en la producción media de 60 millones de espermatozoides por milímetro, un 60% de ellos con óptimo movimiento, actualmente la media es de 15 millones, con tan solo un 30% de motilidad activa, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero las causas de esta disminución no están definidas, aunque sí existen evidencias científicas sobre la relación directa entre el deterioro de la calidad seminal y la exposición a productos químicos.
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Imagen CC gniliep