
¿Realmente se tiene consciencia de la importancia que merece los efectos del humo de incendios?
Se sabe que el fuego descontrolado ocasiona grandes daños materiales y humanos. Por este motivo, las empresas que hacen prevención, disponen en su mayoría, evaluaciones en las cuales se contempla el ‘riesgo de incendio’, con su magnitud de riesgo. La consecuencia de incluir este riesgo en la evaluación de riesgos supone generalmente, entre otras, la realización de una formación específica, pero no se suele profundizar en dichas formaciones sobre la toxicidad del humo derivado de la combustión de los distintos materiales durante el incendio. Y los graves efectos que producen en el organismo.
Lamentablemente, aún son pocas las empresas que empiezan a implementar en su Plan de Prevención las formaciones prácticas sobre el uso de los equipos de lucha contra incendios.
Debido a la falta de formación práctica generalizada con fuego real, existe un desconocimiento de los efectos que este produce. Sensaciones térmicas, calor, humos derivados de la combustión. Y sobre todo del grado de toxicidad del fuego y los efectos que puede causar sobre la salud de las personas. Poca huella documental presentan las empresas al respecto, y pocas son las que disponen de medios para articular y conducir el humo que pudiera generarse en caso de incendio dentro de sus instalaciones.
Pese a que existen sistemas y mecanismos automáticos de control de fuego, de equipos preventivos y de actuación pasiva en el mercado, son pocas las empresas que disponen de un sistema de compartimentación del fuego y, sobre todo, de control de humos que despejen la ruta de evacuación, y libre de humos.
A nivel estatal, hay poca normativa o ninguna, sobre los efectos que provoca el humo derivado de los nuevos materiales que forman parte de nuestro entorno y componentes que hoy en día se fabrican. No hay estudios de sus consecuencias en caso de incendio, y cómo se comportan en el proceso químico de combustión. Es decir, poco hay sobre la toxicidad del humo que generan los distintos materiales que nos podemos encontrar en las empresas (elementos que forman parte de las estructuras, equipos, materiales y componentes diversos). Pensemos que en los últimos 10 años, y con la llegada de las nuevas tecnologías, tanto los materiales como los nuevos modelos de construcción han variado; pasamos de la construcción basada en el ladrillo a elementos modulares, fabricación de nuevos materiales más resistentes combinados con otras tantas sustancias nuevas, con efectos retardantes y aditivos diversos entre otros materiales de los que no tenemos ningún tipo de referencia probada sobre sus efectos en la salud en caso de una combustión real a gran escala (incendio real). Menos aún sabemos sobre los tiempos de evolución de la combustión y llegada del ‘flashover’ (combustión súbita generalizada) o sobre los humos que se desprenden y que pueden ser respirados por las personas.
Entre estos humos se encuentran el CO (monóxido de carbono) y el HCN (ácido cianhídrico), ambos, gases asfixiantes y que podemos encontrarnos entre otras sustancias indeterminadas, según el material en combustión, y que generan quemaduras graves en el aparato respiratorio y la muerte en el peor de los casos.
Antídotos para el CO: oxígeno a altas concentraciones
Antídotos para el HCN: administración de hidroxicobalamina
En la siguiente tabla, podemos observar materiales comunes y muy conocidos y la composición del humo que generan.
No obstante, donde se tiene desconocimiento es en los materiales que han aparecido durante la última década.
Existen muchas variantes en un incendio que no controlamos. Que se escapan incluso de los entes involucrados en las fases de construcción y acabado posterior de los edificios. Sin añadir los efectos de los propios procesos productivos.
Aprovechando la mayoría de edad de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y de su cumplimiento documental y formal, que sirva el presente escrito para dar consciencia a todos los profesionales implicados en todo el proceso y se pueda impulsar y trabajar aún más este aspecto, otorgando la importancia y el lugar que merece al humo provocado por un incendio.
Como indicó, actualmente el Sr. Màxim del Valle, Cap de Divisió de Bombers de la Generalitat de Catalunya, entre el 70% y el 90% de las muertes en un incendio son causadas por el humo. (Incluyendo en este porcentaje, aquellas muertes causadas por caídas a distinto nivel, cuando las personas se encuentran atrapadas por el humo o el fuego, es decir, indirectamente causadas por el humo).
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