
¿Existen fórmulas para conseguir con éxito aquello que nos propongamos? ¿Cómo podemos prepararnos para afrontar los cambios o retos? En este post que incluye un vídeo adjunto explicamos la importancia que tiene nuestra actitud para afrontar determinadas situaciones
Me ha tocado redactar un artículo post-vacacional y lo confieso, me ha dado mucha pereza. Haces un repaso por revistas, blogs y etcétera y todo es lo mismo: que si la dieta ideal para bajar los kilos del verano, que si nos apuntamos a un gimnasio, que si 10 consejos para ser unos padres perfectos para el nuevo año escolar… un derroche de hartura y empalago.
Casualidades o causalidades de la vida, al mismo tiempo alguien me habló de Víctor Küppers y navegué un poco por la red, descubriendo un sinfín de información, en quien me he inspirado para el artículo post-vacacional, por decirlo suave (lo admito, es casi una transcripción de sus conferencias, para que nos vamos a engañar).
LA IMPORTANCIA DE LA ACTITUD PARA AFRONTAR NUEVOS RETOS
Es septiembre y no sé vosotros, pero yo aprovecho que se inicia un nuevo curso y empiezo a plantearme cambios y nuevos retos. Supongo que haber terminado las vacaciones me deprime y solo me anima pensar que puedo emprender una nueva etapa, mejor que el año anterior, más, cómo lo diría… ¿brillante, afortunada, feliz?
Sueño y me propongo llevar una vida más ordenada, cuidarme más y dedicarme tiempo a mí, hacer ejercicio, dejar de fumar, no angustiarme por el trabajo y destinar más espacio a los amigos y la familia.
Supongo que será al cabo de un mes y medio, que todos estos buenos propósitos empiezan a desvanecerse. Éstas son mis mejores excusas: “es que si dejo de fumar me pongo de mal humor y voy a engordar, es que mi jefe me la tiene jurada y me fastidia, es que estoy muy cansada para salir a cenar entre semana, es que no tengo tiempo para ir a correr…”
Al principio empezamos con fuerza, pero aparecen las dificultades, las circunstancias se nos ponen en contra, nos sentimos desbordados, nos desanimamos y ¡lo peor! nos autoconvencemos de que no vale la pena seguir intentándolo.
Y así vivimos, con la sensación de estar siempre colapsados, de llegar siempre tarde… de ir por la vida corriendo como “pollos sin cabeza”, nos movemos sin pensar y tenemos la impresión de que no llevamos el timón de nuestro barco, sino que las circunstancias nos llevan. Y con esta crisis de ánimo, al final abandonamos y con muchas justificaciones. Y van pasando las etapas y los años…
Nos vamos fundiendo y sentimos que “fracasamos” en nuestro intento.
La pregunta es: ¿Existen fórmulas para conseguir con éxito aquello que nos propongamos? ¿Cómo podemos prepararnos para afrontar los cambios o retos?
PAUSA. Necesitamos una pausa. Resituarnos. PRIORIZAR. Poner atención en aquello que realmente se lo merece, como dice Stephen Covey “Lo más importante en la vida, es que lo más importante sea lo más importante”. Y tiene mucho sentido, porque la mayoría de las veces cargamos de importancia verdaderas futilidades.
O magnificamos los problemas, en lugar de tratarlos como circunstancias a resolver, los observamos como “dramas mundiales”. Y claro que los hay y de muy gordos, ¿pero en cuantísimas ocasiones, perder la cobertura o quedarse sin café, nos ha fastidiado el día?
¿Y cómo puedo darle la vuelta? ¿Cómo consigo detenerme, priorizar e ir a por lo que realmente necesito y me he propuesto?
Para obtener resultados en la vida, o dicho de otra manera, la respuesta a la pegunta ¿Cuánto valgo yo, qué aporto y porqué se me valora? reside en la fórmula siguiente:
V = (C + H) x A
La C son mis conocimientos, la H mis habilidades y experiencia, ambas suman y cuentan mucho, pero la A es la pieza fundamental, ésta multiplica y es la ACTITUD. Lo que nos define como personas es nuestra manera de ser.
Nuestra ACTITUD es la pasarela al éxito, la grandeza y el bienestar o puede ser también nuestro pasaporte a la mediocridad.
La ACTITUD nos llama a la ACCIÓN. Sino llevamos a cabo pequeños cambios, todo seguirá igual. ¿Y cómo podemos construir una ACTITUD que sea positiva y entusiasta, que nos acerque a lo que más deseamos para nuestro día a día?
EQUILIBRIO. Marcar y respetar un equilibrio entre mi yo profesional y mi yo personal, y es más entre mi yo madre, mi yo hija, mi yo esposa, mi yo amiga. Dedicar tiempo a “lo importante”. Aquel jardín que más cuidamos y regamos, es el que florece.
PROHIBIDAS LAS EXCUSAS. Basta ya de ser un “llorón”.
No hay mejor ejemplo que mis propósitos de inicio de curso, no me falta ningún “es que”, los tengo todos, y seguro que todos son ciertos, pero no consigo nada instalándome en la queja. Y lo crucial de las dificultades, no es cuánto pesan ni cuan grandes son, sino cuanto tiempo las voy a cargar y arrastrar, porque al final se me harán demasiado insoportables.
Y resulta que no somos lo que sabemos, somos lo que estamos dispuestos a HACER. Para aprender, para modificar, para adaptarnos, para ofrecer. Debemos estar dispuestos a utilizar todos nuestros recursos y preguntarnos ¿Y qué puedo YO HACER PARA…? Porque nunca podremos cambiar las circunstancias, pero siempre podremos decidir nuestra ACTITUD.
CONSEGUIR UNA BUENA ACTITUD SE PUEDE APRENDER. Ser positivo, optimista, alegre y entusiasta, podríamos decir que es cuestión de práctica.
Primero de todo hay que ser AGRADECIDO. Practicar el famoso ejercicio que consiste en coger papel y lápiz y hacer una lista de 20 motivos y/o cosas (no materiales) fantásticas de nuestra vida. ¡Fliparemos, porque resulta que las hay! Y cada día nos vamos a repetir lo afortunados que somos. Si empezamos el día de esta manera, es más probable que transmitamos más alegría que amargura.
Segundo TENER ILUSIONES. Y si no las tenemos las buscamos, las creamos y pasamos a la acción. No se trata de hacer o proponerse retos extraordinarios, se trata de disfrutar de las cosas ordinarias.
Y tercero SENTIDO DEL HUMOR. Es decisivo el prisma con el que observamos lo que nos pasa.
Una de las frases que más me gusta, que recoge en su web (aunque os confieso no ha sido fácil escoger solo una) dice así: “No te levantes por la mañana esperando que sea un buen día, levántate sabiendo que depende de ti hacer que sea un buen día.”
Creo que es suficiente, sobran más palabras.
Por cierto, os podría explicar quién es y recitar el currículum de Víctor Küppers, pero creo que es mejor que lo veías vosotros mismos, paséis a la acción y lo busquéis.
