
Existen motivos de inquietud significativos en lo que respecta a los efectos de los nanomateriales en la salud. El Comité Científico de los Riesgos Sanitarios Emergentes y Recientemente Identificados (CCRSERI) determinó que existen riesgos comprobados para la salud vinculados a varios nanomateriales manufacturados. No obstante, no todos los nanomateriales ejercen necesariamente un efecto tóxico, y conviene adoptar un enfoque de actuación «caso por caso» al respecto mientras avanzan las investigaciones en curso.
Los efectos más importantes de los nanomateriales se han observando en los pulmones, e incluyen, entre otros, inflamaciones y daños de tejidos, fibrosis, y generación de tumores. El sistema cardiovascular también puede verse afectado. Algunos tipos de nanotubos de carbono pueden dar lugar a efectos similares a los del amianto. Además de los pulmones, se ha determinado que los nanomateriales pueden alcanzar otros órganos y tejidos, entre los que se cuentan el hígado, los riñones, el corazón, el cerebro, el esqueleto y diversos tejidos blandos.
Como resultado de su pequeño tamaño y su gran superficie, los nanomateriales particulados en forma de polvo pueden plantear riesgos de explosión, mientras que sus correspondientes materiales en bruto puede que no.
Véase la revisión de la Comisión Europea sobre los Tipos y usos de nanomateriales, incluidos los aspectos de seguridad , y una revisión bibliográfica de EU-OSHA sobre la «Exposición a nanopartículas en el lugar de trabajo».
Fuente: EU-OSHA