
Los expertos en reuniones eficaces dirían que a los dispositivos móviles y teléfonos los carga el diablo en términos de productividad cuando éstos se utilizan indebidamente en una reunión de trabajo. Pueden convertirse en una de las principales causas de ineficacia. Y una reunión ineficaz crea frustración en todos los niveles de la organización, y la información que genera suele ser manejada de forma inadecuada por quienes asisten a ella. Este uso impropio del móvil, la tableta o cualquier otro dispositivo que interrumpe, alarga o bloquea una reunión tiene que ver –según un reciente estudio de la Escuela de Negocios Marshal, en la University of Southern California– con aquellos que se convierten en adictos a la multitarea. Suelen parecer muy ocupados, pero esa aparente actividad se traduce en realidad en simples tareas prescindibles sin demasiado valor para la organización a la que pertenecen. Navegar por internet desde el dispositivo móvil de turno; recibir llamadas o hacerlas dentro de la sala de reuniones, distrayendo o retrasando a los participantes; revisar de forma constante los correos electrónicos y las redes sociales, o contestar compulsivamente y tuitear mientras otros hablan, comentando aspectos de la propia reunión con otras personas fuera de la sala, son algunos de los comportamientos más criticados por quienes han participado en esta investigación que desenmascara uno de los malos hábitos que pueden convertir una reunión en un acto estéril. El estudio revela que los hombres son el doble de tolerantes que las mujeres ante este tipo de prácticas, y los jóvenes entre 21 y 30 años son los que se muestran más permisivos: un 80% de quienes se encuentran en este segmento de edad considera “aceptable” leer mensajes de texto y correos electrónicos en una junta de trabajo. Quien se plantea la pertinencia de llevar un dispositivo móvil a una reunión, y caer en la tentación de darle un uso completo a sus ilimitadas posibilidades debe tener en cuenta la importancia del tiempo en este tipo de juntas. Más
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