Es una realidad que los sistemas de prevención de riesgos laborales (PRL) ayudan a las compañías a reducir la siniestralidad en el trabajo. Cualquier accidente de trabajo se asocia a un coste para la empresa. Un coste imprevisto, que no está planificado, que supone una interrupción de la actividad laboral, y en definitiva una consecuencia directa: una pérdida de ganancias.
Uno de los principales problemas actuales del ecosistema laboral es la alta siniestralidad, es decir, el elevado número de accidentes que se producen durante una jornada de trabajo. Para evitar que esta situación pueda afectar, tanto a la empresa, como al empleado, es necesario apostar por la prevención de riesgos laborales para minimizar los costes de la siniestralidad que generan pérdidas.
En España, la Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales establece la obligatoriedad de que las empresas desarrollen un sistema de prevención de riesgos laborales, con una serie de procedimientos expresamente indicados. Pero pese a la obligatoriedad, las compañías deben afrontar una serie de retos para conseguir maximizar y optimizar el potencial de la prevención de riesgos laborales.
4 retos y oportunidades sobre la Prevención de Riesgos Laborales
- Difundir e implementar la cultura preventiva capaz de adelantarse al problema. La única solución para conseguir fomentar dicha cultura se basa en destinar más recursos para crear un modelo capaz de generar trabajadores concienciados con el peligro laboral, y por lo tanto más eficientes y eficaces a la hora de gestionar la seguridad y la calidad de su trabajo.
- Formación. Las empresas no apuestan por la formación en Prevención en Riesgos Laborales. Suelen solventar la obligación legal de formar a los empleados mediante cursos estándar demasiados básicos, pero en realidad, no es suficiente para conseguir atajar el probela.
- Adaptación a la Ley de Prevención de Riesgos Laborales. El sector de la Prevención de Riesgos Laborales se encuentra ante un panorama complejo, debido a los numerosos cambios normativos que se han recogido desde la implantación de la Ley de Prevención hace 20 años, y las compañías deben adaptarse a estos cambios.
- Ergonomía. La digitalización y el avance de la tecnología y la informática en las compañías han fomentado, cada vez más la creación de puestos de trabajo en los que se adoptan posturas, que aunque en principio parecen más cómodas que otros trabajos de más dureza física, pueden generar molestias y enfermedades que empeoran tanto la calidad de vida, como el desempeño de las funciones.
La ergonomía, que busca armonizar la relación entre la propia persona y su puesto de trabajo, con el objetivo de alcanzar el máximo bienestar posible para los empleados, fundamental para que la empresa del futuro sea eficiente. La ergonomía permite dar valor al talento humano, ofreciendo al trabajador formas de bienestar, físicas y emocionales, mejorando sus condiciones de salud y ofreciéndoles un ambiente de comodidad y seguridad (una garantía de que el riesgo de sufrir una lesión derivada de la actividad empresarial es más bajo que el habitual). Toda esta sensación de confort redunda en beneficios directos para la empresa, que puede bajar la cifra de incapacidades laborales y cumplir sus objetivos de manera más eficiente.
En definitiva, la aplicación de técnicas de Prevención de Riesgos Laborales, combinadas con otras más específicas para cada puesto de trabajo, mejora el rendimiento del empleado, el trabajo es más fluido, ya que los trabajadores se centran, única y exclusivamente en desempeñar su rol en la compañía y mejora la calidad y la rentabilidad de los productos o servicios ofrecidos, como consecuencia del aumento del rendimiento y la productividad del empleado

Noticia ofrecida por: IBV