
Las baterías de iones de litio son una tecnología relativamente reciente. Pero desde que llegaron al mercado a principio de los años 1990 han transformado el mercado de acumuladores de energía desplazando poco a poco las tecnologías antiguas. Hoy en día, las baterías de litio se han hecho imprescindibles en nuestra vida diaria – por una buena razón: Son especialmente pequeñas y eficientes, ideales para múltiples aplicaciones. Las baterías de litio no alimentan solamente los smartphones y los tablets, también juegan un papel importante en el ámbito de la movilidad eléctrica. Sus ventajas son aquí la gran densidad de carga con reducido peso propio y la rapidez de la recarga.
La otra cara de la moneda: Con cierta frecuencia escuchamos noticias de sucesos peligrosos relacionados con baterías de iones de litio. Un incendio en un aparcamiento público de Hannover en 2017 – causado por la batería de una bicicleta eléctrica. Un muerto en Hamburgo en 2018 por culpa de la explosión de un cargador de baterías. No hay duda: Las explosiones e incendios de baterías de iones de litio pueden tener consecuencias muy graves, causando grandes daños económicos o incluso la muerte de personas. Por esto, los particulares y sobre todo las empresas deben adoptar medidas para una manipulación y un almacenamiento seguro.
Aunque no existe normativa específica para el almacenamiento de baterías de litio, la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (31/1995) PRL, establece entre otros que el empresario deberá evaluar los riesgos teniendo en cuenta la naturaleza de la actividad, y adoptar las medidas de protección adecuadas. En nuestra guía práctica nos ocupamos detenidamente del peligro potencial de las baterías de litio y daremos valiosos consejos para evitar daños.
