Las relaciones tóxicas son dañinas para nuestra salud física y emocional, por lo que se recomienda prescindir de ellas; sin embargo, cuando se trata del entorno laboral el proceso puede resultar complejo.
Tener compañeros que se empeñen en hacer que el ambiente de trabajo sea estresante puede tener cierta solución si tratamos de alejarnos de ellos, pero si con quien lidiamos es con un jefe tóxico nos podría parecer que es imposible olvidarnos de él.
Algunos trabajadores confunden a un jefe tóxico con alguien responsable, disciplinado y exigente.
Por ello, aquí te dejamos las principales cinco características de un jefe tóxico para que aprendas a diferenciarlo.
Un jefe tóxico siempre tiene la razón
La arrogancia de un jefe nunca será positiva para el trabajo. Aquellas personas que califican mejor el empleo de sus subordinados dependiendo de quiénes les den la razón siempre y no por la calidad de lo que hacen, generan bajas en la productividad.
Fíjate en el comportamiento de tu jefe y analiza en cuántas ocasiones ha reconocido que cometió un error o que alguno de sus empleados aportó una buena idea.
Un jefe tóxico es controlador
Los jefes tóxicos prefieren mantener a los empleados más obedientes y que no aportan mucho, aunque no sean los más profesionales.
Con frecuencia, los jefes tóxicos consideran que sus trabajadores solo están para satisfacer las necesidades de las empresas donde laboran y no tienen vida personal.
Los jefes tóxicos pueden ser injustos laboralmente y exigir demasiado a sus empleados con tal de cumplir sus metas.
Un jefe tóxico se muestra inflexible
Aunado al punto anterior, los jefes tóxicos pueden negarte vacaciones o permisos por el simple hecho de considerar que sus subordinados solo son empleados y no personas que necesitan distracción y descanso.
Algunos se plantean como filosofía de trabajo el éxito a toda costa y pueden negar los derechos básicos de los empleados.
Un jefe tóxico no escucha iniciativas
Si un jefe tóxico cree tener la razón, seguramente no estará abierto a propuestas de sus empleados.
Varios jefes se casan con una manera de manejar una empresa que, cuando llega alguien con ideas innovadoras que podrían resultar mejor para la compañía, se ofenden.
Un jefe tóxico no reconocerá tu talento
Los gritos y desaprobaciones no se complementan con aplausos para quien está haciendo bien su trabajo.
Un jefe tóxico encuentra su satisfacción en humillar y manipular a la gente y no en reprender para obtener mejores resultados laborales.