Los agentes sociales valoran los posibles efectos de la recesión en los programas de prevención
Además de hacer saltar todas las alarmas sanitarias, la pandemia causada por el COVID-19 está evidenciado graves efectos económicos. Desde diferentes instancias se insiste en que un nuevo confinamiento sería catastrófico. De hecho, el decretado entre el 15 de marzo y el 21 de junio se saldó en Euskadi con 30.000 personas desempleadas y 200.000 en ERTE. Los agentes sociales valoran en este artículo los posibles efectos de la crisis en la prevención de riesgos laborales.
Las organizaciones sindicales y empresariales coindicen en que la PRL resultará afectada en mayor o menor medida. Aunque esta crisis no tenga el mismo origen que la desatada en 2008, las consecuencias de esta última pueden servir para predecir sus efectos en todos los ámbitos, incluidos los relativos a la prevención.
Según Amaia López Iriondo, responsable de Salud Laboral, Medio Ambiente y Asuntos Sociales de Confebask, “esta crisis tan disruptiva puede llegar a afectar a la viabilidad de la empresa y, por lo tanto, a todas y cada una de las políticas y programas que puedan existir. Lo que debemos conseguir entre todos es que eso no ocurra. Escuchaba hace poco entre los prevencionistas de las empresas que estamos en un momento en el que se ve en “estado puro” la transcendencia que la prevención de la salud siempre ha tenido en nuestra sociedad y, por ende, en las empresas. En este sentido, no podemos dejar que la medicina preventiva se resienta, al igual que no podemos dejar que se resienta la viabilidad de las empresas. Esta crisis nos ha enseñado que van de la mano”.
En opinión de Sergio Achicallende, técnico prevencionista de la Confederación de Cooperativas de Euskadi (Konfekoop), “siempre que se resiente la economía se resienten los recursos de las entidades para hacer cosas. La magnitud de la merma dependerá de la política de cada entidad, pero la afectación es incuestionable. Los recursos disponibles se destinarán a cumplir los mínimos legales obligatorios, quedando el excedente para ir mas allá. Ese “más allá” dependerá de lo dura que sea la recesión”.
Alfonso Ríos, responsable de Salud de CC.OO. de Euskadi, asegura que su sindicato “estará muy atento y denunciará” los posibles recortes porque “la aplicación de la legislación en materia de seguridad y salud en el trabajo ni está ni ha estado suspendida en ningún momento y las empresas han de ser conscientes de ello”. Destaca, asimismo, la preocupación por “el retraso que viene acumulando la formación de delegadas y delegados de prevención”.
A juicio de Esperanza Morales, secretaria de Política Sociales, Salud Laboral y Medio Ambiente de UGT de Euskadi, “cuando una empresa debe reducir o eliminar gastos, la prevención de riesgos laborales pasa a ser prescindible, de segunda necesidad. Y el problema añadido es que cuesta muchísimo recuperar lo perdido en integración de la prevención, procesos, etc y alcanzar los niveles anteriores”. Denuncia, además, que “prescindir de la PRL cuando las condiciones económicas son desfavorables es un gran error de estrategia porque la siniestralidad laboral supone costes elevadísimos a las empresas y a la sociedad”.
Tanto CC.OO. como UGT alertan sobre la posibilidad de que se repitan los efectos negativos sobre la prevención que se registraron durante la crisis anterior. “Prestaremos una atención especial -señalan en CC.OO.- a los riesgos psicosociales y a su posible incremento debido a la aplicación fraudulenta de los ERTEs . La experiencia de la crisis que se inició en el año 2008 mostró que las empresas no recuperaban a gente que estuviese en ERTE ante un pico de demanda sino que incrementaban el ritmo y la carga de trabajo de las personas que estuviesen en la empresa en aquel momento. No olvidemos que los riesgos psicosociales, especialmente los asociados a la prolongación de jornada y al incremento de carga de trabajo, pueden llevar aparejado un déficit de atención en la tarea susceptible de ocasionar accidentes de trabajo”.
En el mismo sentido se pronuncia UGT. “La anterior crisis económica -afirman- tuvo un fuerte impacto en las condiciones de empleo, y en gran medida, en los aspectos relacionados con la seguridad y la salud en el trabajo. Muchas personas perdieron su empleo y, además, las condiciones de laborales se deterioraron: la jornada, la conciliación o la exposición a riesgos ergonómicos y psicosociales y una menor predisposición a denunciar la falta de medidas preventivas”.
Fuente: Euskadi.eus