
La actual pandemia que padecemos por el covid19, además de provocar cientos de miles de fallecidos en todo el mundo, miles de personas con secuelas de la enfermedad y un sistema sanitario que se ha visto en muchos momentos sobrecargado por encima de su máxima capacidad, es evidente que ha afectado también a numerosos sectores económicos. En nuestro país, sin duda todos aquellos vinculados a la hostelería, la restauración, al ocio y al turismo han sido quizá los más afectados, que como sabemos, representan un volumen muy importante en cuánto a empresas y puestos de trabajo. Otros muchos sectores también han sido fuertemente perjudicados; los comercios en general, sectores de provisión de restauración, gimnasios y centros deportivos, sectores vinculados a eventos y festejos, el sector de la cultura, etc. y al final por desgracia, de alguna manera, prácticamente todas las actividades económicas se han visto o se verán afectadas en los próximos meses y años.
En este contexto hay que resaltar la importante labor socioeconómica que se ha realizado desde las Mutuas Colaboradoras con la Seguridad Social para paliar de alguna manera este enorme impacto económico que conlleva la pandemia para muchas empresas, trabajadores y autónomos de nuestro país.
En primer lugar indicar que el número de bajas laborales durante el año pasado se ha incrementado enormemente debido a las bajas por contagio por covid19, por sospecha de contagio, por aislamientos o cuarentenas o por pertenencia a algún grupo de riesgo. Estas bajas aún cuando son bajas emitidas por los Servicios Públicos de Salud como contingencia común, se asimilan a efectos económicos a contingencia profesional. La prestación percibida por los trabajadores afectados por estos tipos de bajas es por tanto la equivalente a la que se percibe habitualmente por accidente de trabajo, es decir, el 75% de la base reguladora desde el día siguiente de la baja. El coste efectivo de estas bajas recae sobre las entidades que cubren las contingencias profesionales, en su inmensa mayoría las Mutuas Colaboradoras con la Seguridad Social.
A su vez hay que indicar que muchas otras bajas laborales debidas a otras patologías no covid, debido a la pandemia, se han visto afectadas en su seguimiento y control por los servicios sanitarios de modo que se han retrasado pruebas diagnosticas, visitas médicas y tratamientos con lo que, aunque muy difícil de estimar, muy seguramente se han alargado y agravado muchos de estos procesos, perjudicando directamente a los pacientes y suponiendo a su vez un sobrecoste añadido.
Hay que decir que a pesar de todas las limitaciones que ha impuesto la pandemia y el esfuerzo extra que ha supuesto la atención de nuevas prestaciones por el covid19, las Mutuas han seguido realizando sus tareas y servicios habituales, en particular atendiendo a todos los trabajadores que hubiesen sufrido algún accidente de trabajo o enfermedad profesional, siempre por supuesto con las debidas medidas de protección frente al covid19 en todas sus instalaciones.
Las mutuas también tendrán que asumir los costes producidos por aquellas bajas laborales causadas por contagio por covid19 que se consideren directamente contingencia profesional en el sector sanitario o sociosanitario, y todas las posibles complicaciones de dichas bajas; indemnizaciones por secuelas, incapacidades permanentes, fallecimientos, etc.
Hay que decir que la financiación de las Mutuas para cubrir las bajas por contingencia común antes de la aparición de la pandemia de covid19 ya era muy precaria, y afectaba directamente a la solvencia y viabilidad de muchas de estas entidades. La pandemia ha agravado drásticamente esa situación.
A su vez, toda esta cantidad de bajas por covid19, ha generado una ingente cantidad de consultas que las Mutuas han tenido que satisfacer a sus empresas, trabajadores y autónomos afilados. Desde el primer momento de la pandemia se ha informado a las empresas y trabajadores acerca de las medidas de seguridad e higiene que se debían de tomar para el control del virus, así como el personal sanitario asesoró a muchos trabajadores de baja por infección o sospecha acerca de las pautas a seguir para el control de su estado de salud y para evitar contagios a otras personas.
A estas actuaciones hay que añadir la puesta a disposición de las autoridades sanitarias de los recursos sanitarios de las Mutuas para atender los casos más graves de la enfermedad, habiendo sido cientos los pacientes que han pasado por los hospitales de las Mutuas descongestionando en algo a los hospitales públicos en los momentos de mayor incidencia de la pandemia. Siendo también de destacar a día de hoy la colaboración de las Mutuas en la importantísima campaña de vacunación del covid19 en algunas comunidades autónomas.
Por otro lado, la financiación ordinaria de las Mutuas se ha visto también gravemente afectada al haber descendido las cotizaciones a la Seguridad Social, por la cantidad de cierres empresariales habidos, despidos de trabajadores y expedientes de regulación de empleo.
A su vez, hay que mencionar otra prestación que han tenido que asumir las Mutuas, creada como tal de un día para otro aunque se haya usado como referencia una prestación ya existente. Hablamos de la prestación extraordinaria de cese de actividad de los autónomos (CATA-covid19). Aunque ya existía esta prestación anteriormente a la pandemia (prestación CATA), la nueva prestación creada modificó totalmente los requisitos para acceder a ella para que pudiese alcanzar al mayor número de autónomos afectados por la pandemia. En la práctica se crearon nuevas prestaciones que poco tenían que ver con el CATA ordinario existente previamente. En cuánto a solicitudes CATA-covid19 se han incrementado exponencialmente el número de presentadas y concedidas respecto a las prestaciones CATA ordinarias concedidas anteriormente a la pandemia. Y en cuánto al coste total de todas estas prestaciones, todavía en vigor, muy seguramente ascenderá a algunos cientos de millones de euros.
Hay que indicar que en general estas prestaciones CATA-covid19 han sido gestionadas y tramitadas por las Mutuas de manera eficaz en contraste a otras prestaciones que han tenido que ser satisfechas por otras entidades durante la pandemia como por ejemplo los ERTES. A pesar del descomunal número de solicitudes que se recibieron el año pasado de prestaciones CATA-covid19 en las Mutuas, la práctica totalidad fueron gestionadas y tramitadas en tiempo y forma, pudiendo percibir los autónomos solicitantes la prestación en plazos razonables, paliando en parte la perdida de ingresos de miles de autónomos obligados a cerrar sus negocios o con unos ingresos considerablemente reducidos por la pandemia.
Hay que indicar a su vez que la tramitación de estas solicitudes no ha sido fácil debido a una normativa reguladora poco clara, con constantes cambios de interpretación, con diferencias de criterios en territorios distintos y con plazos muy reducidos para su gestión. Esta enorme exigencia para las Mutuas ha obligado a adaptar los sistemas informáticos de gestión en tiempo express y a una dedicación exhaustiva de muchos de sus empleados.
La cuantía total de estas prestaciones CATA-covid19, unida a la de las bajas laborales por covid19, como puede imaginarse, ha supuesto un coste extraordinario para las Mutuas, paliado en parte por una financiación extra del Ministerio de Trabajo, pero que deja muy tocados los balances de estas entidades de cara al futuro, con una pandemia a día de hoy todavía activa y con unas perspectivas económicas globales bastante sombrías.
Es por tanto de justicia poner en valor la estimable labor realizada por las Mutuas durante la pandemia, que de alguna manera ha contribuido a paliar los efectos de la misma para muchos afectados. Esta tarea realizada refuerza sin duda la ya notable labor social que las Mutuas vienen haciendo desde hace años para proteger y cuidar la salud de los trabajadores y ayudar a las empresas y autónomos en el desarrollo satisfactorio de sus actividades.
Esperemos que pronto se supere esta terrible pandemia que nos asola y podamos volver poco a poco a la tan ansiada normalidad.