En los países andinos, es común encontrar un gran porcentaje de la población que vive y trabaja en altitudes superiores a 2,000 metros sobre el nivel del mar. El Perú no es ajeno a esta tendencia, dada la importancia del sector minero y de turismo junto al incremento de actividades comerciales y de servicios relacionadas con estos sectores en los últimos años, lo cual fomenta la migración de profesionales a trabajar en grandes altitudes.
En alturas geográficas mayores a 2,000 metros, se originan ciertas condiciones climáticas que afectan a los organismos de las personas no acostumbradas a laborar en altitud, tales como:
- Disminución de la concentración de oxígeno en el aire.
- Disminución de la temperatura ambiental.
- Aumento de la radiación solar.
Dichos factores influyen en las respuestas fisiológicas del organismo, aumentando el riesgo de sufrir alteraciones graves en el caso de trabajadores susceptibles, lo cual obliga a las empresas a considerar nuevos riesgos laborales en trabajos desarrollados en grandes altitudes. En este contexto, es fundamental conocer cuáles son los posibles efectos adversos de estos parámetros climáticos en nuestra salud, así como abordar las mejores prácticas de prevención de estos riesgos laborales.