Diariamente solemos escuchar en televisión y radio, o leer en las distintas redes sociales (twitter, linkedin, facebook …) términos aplicados al terreno de la psicología del trabajo que están de “moda” como por ejemplo “coaching”, “mindfulness” o “inteligencia emocional”. Podríamos afirmar que las empresas españolas han pasado de la revolución industrial de mediados del siglo XIX, a la revolución tecnológica del siglo XX hasta llegar a la revolución psicosocial de principios de este siglo XXI.
Y es cierto, en nuestro país cada vez son más las organizaciones, sobre todo empresas multinacionales, que son conscientes que los recursos humanos es el valor productivo más importante que tienen las empresas, y están convirtiendo sus centros de trabajo en lo que se han denominado por muchos expertos como “empresas saludables”. Y para ello es necesario fomentar, además de la salud física con programas de gimnasia en horario laboral, estiramientos, etc. para evitar lesiones musculo esqueléticas, la salud psicosocial de sus empleados, ya que saben que un trabajador feliz, contento, motivado y sin estrés laboral es un trabajador productivo y eficiente, reduciendo así también el absentismo laboral. En definitiva se trata de realizar una gestión positiva de los recursos humanos generando “organizaciones responsables y saludables” que tienen como objetivo conseguir el bienestar de los empleados, ya que en un futuro a corto plazo, estos programas de bienestar y salud harán a la empresa más rentable y productiva.
Dentro de este programa de “cuidados psicosociales” nos podemos encontrar cursos de formación, conferencias o incluso talleres y seminarios de lo que se denomina “inteligencia emocional”, definida ésta por dos psicólogos de la universidad de Yale en EEUU (Peter Salovey y John Mayer) y difundida mundialmente por el psicólogo, filósofo y periodista Daniel Goleman como “la habilidad para percibir, asimilar, comprender y regular las propias emociones y la de los demás promoviendo un crecimiento emocional e intelectual, el cual se utilizar esta información para guiar nuestra forma de pensar y nuestro comportamiento”.
Y muchos de vosotros os estaréis preguntando en este momento, ¿se puede relacionar el concepto de inteligencia emocional con el ámbito laboral e incluso con la prevención de riesgos laborales?. La respuesta es clara y sencilla, sí.
De hecho, como sabemos, la intervención de la empresa en el ámbito de la prevención de riesgos psicosociales es una obligación impuesta por ley desde hace ya 20 años. Pero si vamos más allá, debería ser una obligación ética y moral, y de responsabilidad empresarial, ya que los riesgos psicosociales en el trabajo son fundamentales, siendo en última instancia la salud psicológica del trabajador la que va a influir “siempre” en el factor humano a la hora de materializarse un accidente laboral, incluso en un porcentaje mayor que los factores técnicos.
Por ello, la importancia de la inteligencia emocional en el ámbito laboral es indiscutible, puesto que estadísticamente está demostrado que el éxito y la eficacia laboral depende en un 20% de las competencias técnicas que poseen los profesionales y un 80% de este éxito va a depender del nivel de competencias emocionales y sociales que tengan dichos trabajadores.
Además, podemos afirmar, que hoy en día la inteligencia emocional es un factor protector frente a las situaciones estresantes, además de ayudar a la resistencia del estrés laboral.
Se trata de que los trabajadores podamos sentir, entender, controlar y así modificar nuestros estados anímicos propios y ajenos para modificar nuestras conductas y estados de ánimo en nuestra vida laboral con la finalidad de mejorar nuestra motivación, estado emocional y por lo tanto la productividad en la empresa, siendo la clave para que nuestras relaciones e interacciones con los demás sean un éxito y resulten beneficiosas.
Las dos habilidades fundamentales que conducen al conocimiento experto de las relaciones interpersonales son, por una parte, la habilidad para analizar una relación y ejercitarla de forma productiva y, por otra, la habilidad de comunicarnos en los niveles adecuados para producir un cambio eficaz de información.
En este sentido, debemos reconocer las emociones y sentimientos de los demás y reaccionar convenientemente ante los mismos, así como emplear las emociones para resolver situaciones de forma productiva y utilizarlas para ayudar a los demás a ayudarse a sí mismos.
Para terminar, os recomiendo las siguientes publicaciones acerca de inteligencia emocional:
- Inteligencia Emocional de Daniel Goleman, de editorial Kairos.
- Una mochila para el universo de Elena Punset, de la editorial Destino.
- Como hacer amigos e influir sobre las personas de Dale Carnegie, publicado por la editorial Elipse.
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