
Durante la inauguración de las jornadas ‘La seguridad frente al contagio sanguíneo en el ámbito sanitario’ la presidenta del Colegio de Enfermería de Bizkaia, María José García Etxaniz, ha reclamado “la implantación en la sanidad vasca del ‘Acuerdo marco para la prevención de lesiones causadas por instrumentos cortantes y punzantes en el sector hospitalario y sanitario’, cuya aplicación fue aprobada por el Consejo Europeo en su Directiva 2010/32/UE, del pasado mes de mayo, por lo que reclamamos el comienzo de la instauración progresiva en nuestros centros de trabajo de los mecanismos de bioseguridad necesarios”.
Según el ‘Estudio Multicéntrico sobre las características de las exposiciones a riesgo biológico hemático de los profesionales sanitarios’ (EPINETAC), realizado por la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene y el Consejo General de Colegios Oficiales de Enfermería de España entre 1996 y 2002, la estimación de los costes derivados de los pinchazos (gastos de valoración y tratamiento de los profesionales afectados, así como el coste de la baja laboral considerada durante un año, sin proyectarla los años siguientes al accidente) asciende en el País Vasco a 2.281.376 euros; éstos incluyen los gastos de valoración y tratamiento de los profesionales afectados, así como el coste de la baja laboral considerada durante un año, teniendo un total de 1.004 pinchazos leves anuales y 177 pinchazos graves”.
La presidenta del Colegio de Enfermería de Bizkaia ha incidido en el hecho de que las cifras de pinchazos accidentales “son mucho mayores, ya que los datos disponibles son de hace 9 años y, además, hay pinchazos accidentales que no son registrados, con lo que la cifra está infradeclarada”.
Según constata el Estudio Epinetac con resultados de 106 centros, se declaran una media anual de 3.362 accidentes percutáneos que conllevan riesgo de transmisión de infecciones vía hemática. Entre los enfermeros, la tasa de exposiciones por cada 100 trabajadores se ha incrementado entre 1996 y 2002 en un 58% (de 5,43 exposiciones por cada 100 en 1996 a 8,6 en 2002 para las enfermeras no matronas y de 2,42 en 1996 a 3,82 en 2002 para las matronas). Los profesionales de enfermería sufren el 55,7% del total de pinchazos accidentales –un 46,3% de enfemeras, un 8,8% de estudiantes de Enfermería y un 0,6 de matronas.
Los pinchazos accidentales con riesgo biológico suponen que “enfermeras y enfermeros tengamos que enfrentarnos a la posibilidad de infectarnos con patologías muy relevantes, ya que de cada 100 exposiciones accidentales declaradas de profesionales sanitarios, 1 de cada 10 se expone al contagio con el virus de la hepatitis C, 1 de cada 20 se expone al contagio con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), y 1 de cada 50 se expone al contagio con el virus de la hepatitis B”.
Cabe destacar que los pinchazos accidentales se pueden evitar fácilmente, ya que basta con implantar la obligatoriedad del uso de de dispositivos punzantes de seguridad por parte de las comunidades autónomas. “Se trata de jeringuillas y lancetas cuyas agujas quedan inhabilitadas una vez que se han utilizado estos dispositivos, que reducen en más de un 85% las exposiciones percutáneas y el riesgo de contagio por parte del personal sanitario”, ha explicado.
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