
La revista FORMACIÓN DE SEGURIDAD LABORAL organizó un encuentro en el que se abordaron los riesgos ergonómicos y biológicos propios y característicos de los trabajadores sanitarios. En torno a ellos se suscitaron todo tipo de reflexiones y análisis considerando a la formación como el elemento básico y clave para articular soluciones de éxito con objetivos preventivos.
FORMACIÓN DE SEGURIDAD LABORAL, cabecera perteneciente a EDITORIAL BORRMART, reunió a un nutrido grupo de expertos en el Hotel Husa Princesa para debatir acerca de los “Riesgos laborales ergonómicos y biológicos de los trabajadores de centros sanitarios”. El encuentro se dividió en dos grandes bloques en los que se identificaron los principales peligros para la salud así como las medidas preventivas a adoptar para evitar males mayores.
Concepción Núñez, coordinadora del Servicio de PRL del Hospital Universitario La Paz; Carmen Pérez, enfermera de trabajo del Hospital Gregorio Marañón; Carmen Calatayud, jefa de personal subalterno del Hospital Universitario Clínico San Carlos de Madrid; Silvia Nogareda, del Centro Nacional de Condiciones de Trabajo –perteneciente al Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT)–; Begoña Baiget, del Hospital General Universitario de Valencia y miembro del grupo ESPINHO, coordinado por CENEA; y Ángel Varela, jefe de mantenimiento del Hospital de Guadarrama, participaron en un interesante debate que fue posible gracias a los patrocinios de Feliz Caminar y de ArjoHuntleigh, empresas representadas respectivamente por Luis Abellán y Ana Gómez.

Si bien médicos y enfermeros son los profesionales mayormente expuestos a los riesgos ergonómicos y biológicos, se hizo especial hincapié en que no hay que olvidar que el abanico de trabajadores en situación de peligro es mucho mayor.
La concepción de un recinto hospitalario como un microcosmos genera un crisol de sujetos susceptibles de vulnerabilidad por el ejercicio de unas tareas precisas que implican esfuerzos potencialmente lesivos desde un punto de vista ergonómico.
El método MAPO (Movimiento y Asistencia de los Pacientes Hospitalizados) suscitó el interés de los participantes, si bien se estableció la necesidad de dar a conocer o crear otros más específicos y válidos para evaluar, catalogar y prevenir los riesgos ergonómicos.
Asimismo, se subrayó la importancia del uso de instrumentos tales como grúas o del uso de un calzado ergonómico y cómodo para asegurar la salud laboral.
Sobre los riesgos biológicos, las intervenciones se centraron en los protocolos de actuación imprescindibles a poner en marcha para trasmitir al trabajador una sensación real de seguridad y eficacia en el caso de que sufra un pinchazo accidental.
De este modo, se produce una auténtica concienciación que debe empapar a todos los estamentos del centro sanitario.
En torno a la compra de EPI, se estableció que es imprescindible que exista una comunicación fluida entre los servicios de prevención y los departamentos de compras para adquirir los equipos más útiles para los trabajadores.
Como conclusión, los expertos abogaron por la formación en prevención como la clave del éxito.