
La Gestión de la Prevención en cualquier empresa nace en el diseño de un Plan de Prevención acorde con las características de la misma, así cuando este documento lo ponemos en juego, empezamos a aplicar sus directrices, nos encontramos con que lo primero que necesitamos conocer, evidentemente, son los riesgos, para la salud o la integridad física de los trabajadores, que existen o genera la propia empresa, luego el primer paso es Identificar los Riesgos, obvio, una vez que los conocemos, necesitamos valorar su potencial peligrosidad para los trabajadores, para ello valoramos la probabilidad de que se materialicen y las consecuencias en caso de que así sea, a esto le llamamos Evaluar los Riesgos, obvio también, una vez que ya conocemos la potencialidad de cada riesgo, decidimos a cuál y de qué modo nos enfrentamos primero, cuál y de qué modo debe ser eliminado inmediatamente y cuál no requiere tanta urgencia, incluso cuál es asumible, esto sería lo que conocemos como Planificación de la Acción Preventiva, igualmente obvio. Empezamos a trabajar, a implantar lo planificado, a revisar si se cumple, si se planificó bien, si faltan recursos, si falta personal, formación,… y como seguro no hemos acertado, replanificamos, volvemos a poner plazos, a asignar medios y recursos y… presupuesto, y volvemos a implantar y a comprobar qué se cumple y qué no, en qué y por qué nos hemos equivocado, en qué y por qué acertamos,… y al finalizar el ciclo, normalmente anual, revisamos todo lo que hemos hecho, lo analizamos concienzudamente, buscamos nuestros puntos débiles y los fuertes y… vuelta a empezar, es decir a mejorar, o como gusta en llamarse actualmente, en busca de la Mejora Continua, hasta aquí todo obvio para un prevencionista.
Este puede ser el ciclo natural para la mayoría de los prevencionistas, Identificar, Evaluar, Planificar, Implantar, Controlar, Comprobar, Analizar y volver a empezar, pero para implementar ese ciclo de mejora continua desde un punto de vista conceptual es un requisito casi indispensable la estaticidad de la empresa, del centro de trabajo o de los puestos, instalaciones o máquinas, porque si a la vez que implementamos el ciclo de mejora continua se producen cambios, estaremos obligados a implementar simultáneamente varias fases, es decir, simultáneamente estaremos implantando lo planificado, revisándolo o identificando y evaluando, y la realidad es así, por desgracia para el prevencionista como técnico, las empresas, centros de trabajo,… cambian continuamente y, por suerte, para el prevencionista como trabajador, las cosas cambian y se adaptan buscando la optimización de recursos, caso contrario la competencia y la obsolescencia de medios y metodologías harían fracasar al iniciativa empresarial. Así pues para aplicar el ciclo de mejora continua al prevencionista no le queda otra opción que adaptarse a los cambios, reciclarse, formarse,… es decir, resulta una condición necesaria para un buen prevencionista ser una persona inquieta profesionalmente y, por lo tanto, intelectualmente. Lo contrario, el prevencionista estático profesional e intelectualmente, es un problema para sí mismo y para su empresa, corre el riesgo de obsolescencia técnica, y por ello puede convertirse incluso en un problema para sus propios compañeros en la medida en que no tiene la preparación suficiente para cumplir las obligaciones que le corresponden.
Si esta reflexión la contextualizamos en el sector de la construcción, y en concreto en una obra, el asunto se complica porque resulta tremendamente complicado (o todo lo contrario) identificar y evaluar riesgos de máquinas, trabajadores, instalaciones que no existen o que están en cambio continuo, en periodos no ya diario, si no horario, o incluso menor, si en base a esa identificación y evaluación, basada en supuestos, además planificamos las acciones a llevar a cabo para supuestamente eliminar lo que no existe el asunto se complica sobremanera y tenemos una alta probabilidad de estar perdiendo el tiempo ¡tan costoso! Ahí están los miles de Planes de Seguridad inútiles que se han redactado en este país desde que se aprobase el RD 1627/97 por no recordar otros tantos Estudios de Seguridad y Salud, más inútiles aún si cabe ¿habrá alguien calculado las hectáreas de árboles que se han talado para fabricar las toneladas de papel que se han gastado inútilmente? ¿Alguien habrá calculado las horas de Técnico que se han perdido en redactar, leer, revisar, aprobar, visar,… todos estos documentos inútiles? ¿Alguien habrá calculado el coste de oportunidad que ha supuesto todo esto?… Parece ser que nos hemos gastado demasiadas horas en hacer estudios para demostrar que la prevención es rentable, pero… y si no lo fuera ¿qué? Es decir si se demostrase que un trabajo es, por ejemplo, un 50% más costoso por hacerlo con seguridad,… si aplicáramos principios éticos universales al trabajo también nos habríamos ahorrado un dinero en hacer esos estudios con un fondo perverso, inmoral y deshumanizado o… ¿cuánto vale un vida?.
Si los Estudios de Seguridad y Salud de los proyectos y los Planes de Seguridad y Salud que hacen los contratistas no sirven para mucho, en mi humilde y modesta opinión, naturalmente ¿asumimos que no se puede hacer prevención en una obra? es decir, sin duda se puede hacer seguridad (colocar protecciones colectivas e individuales) pero ¿estamos imposibilitados a anticiparnos al riesgo, a eliminarlo, a protegerlo si no se puede eliminar, a implantar medidas preventivas como la formación, la información o la vigilancia de la salud,…? Evidentemente no, no es imposible, luego sí se puede hacer prevención, el problema por lo tanto es que la metodología que nos impone el legislador no es válida para ello, luego la solución a esta situación tan nefasta pasaría por rediseñar el actual modelo de gestión preventiva recogido en la normativa.
Probablemente el error es conceptual y surge al concebir al Estudio de Seguridad y Salud y al Plan de Seguridad y Salud como documentos con la estructura de un proyecto de obra, que suele ser un documento que define una obra, en algunos casos el modo de hacerla y en la mayoría se ha convertido en un trámite burocrático para obtener una licencia de obra, en lugar de una herramienta con estructura de Sistema de Gestión, vivo actualizable y mejorable durante su implantación y que estructura el modo de controlar su propia validez, probablemente más adecuado al fin buscado y a las características del Centro de Trabajo, o lo que es lo mismo es necesario implementar una evolución en la concepción de la prevención desde posiciones de ingeniería estática a ingeniería/consultoría.
Quédese como conclusión principal de estas reflexiones mi propuesta de adaptar la estructura de los Estudios y de los Planes de Seguridad (y seguramente en un futuro no muy lejano de los Proyectos) a la de un Sistema de Gestión de Prevención, una estructura más razonable. Como también opino que el oficio de Coordinador de Seguridad terminará evolucionando hacia un modelo más similar al de un Consultor de Seguridad, que al de un Director de Obra.
Director Técnico de AC2 Ingeniería Preventiva. Ingeniero Técnico de Obras Públicas por la UEX, Master en Prevención de Riesgos Laborales por la USPCEU y Master en Tecnología y Gestión Medioambiental en la Empresa por la EOI.
Desde hace más de diez años dedicado profesionalmente a la Prevención de Riesgos Laborales ejerciendo en puestos técnicos y de responsabilidad, ha recibido el Premio Enrique Casanova 2007 por el Diseño del Sistema de Gestión de Prevención de JOCA Ingeniería y Construcciones.