
Hay un tema en el aire que me preocupa y al que desearía dedicarle una reflexión especial. Como ergónoma habilitada de la Inspección de Trabajo de Catalunya, día a día soy más consciente de la baja implicación que la Prevención de Riesgos Laborales está destinando a la Ergonomía y de las consecuencias que de ello se derivan: un claro pronóstico de futuro donde las bajas laborales por motivos musculoesqueléticos y sus incapacidades derivadas van a aumentar, a la vez que disminuir la calidad de vida de la población trabajadora (en verdad ya es un hecho, aunque bastante encubierto). Es urgente, pues, alertar sobre la necesidad de invertir en el diseño ergonómico del sistema de trabajo tanto a nivel corporativo como individual, y en este orden, pues sin este tándem, difícilmente vamos a salir victoriosos. Y voy a iniciar esta aportación aprovechando la avalancha sobre el concepto de “Empresa saludable” que desde hace unos meses aparece de forma casi diaria en forma de foros, noticias y jornadas; y, por favor, que nadie me entienda mal. Estoy totalmente a favor de fomentar hábitos saludables en el ámbito laboral, es más, creo que fui precursora cuando el 20 de septiembre de 2007 la Cambra de Comerç de Catalunya y el grupo DIR de gimnasios me invitaron a participar en una jornada que en aquel momento se consideró pionera en este campo y a la que se le dio el título de: “L’empresa saludable”.
Voy a ser muy sincera: lo que me preocupa es que en Ergonomía reiteremos lo que ya se lleva practicando en Seguridad e Higiene desde hace años: actuar sobre el individuo en vez de incidir en el foco y en el medio. Ello es un reticente en la Prevención de Riesgos Laborales de este país, aunque en Ergonomía aún no se había encontrado la fórmula.
Todos sabemos que hay una tendencia importante a proporcionar o recomendar un EPI como medida preventiva antes que instalar una protección colectiva; pero resulta que, en Ergonomía, no hay EPI (y espero que a nadie se le ocurra pensar en las fajas/cinturones lumbares), con lo cual, no podemos recurrir a este atajo, por cierto, “poco legal”.
Me permito la licencia de afirmar que sin la implantación de la Ergonomía en el diseño de los sistemas de trabajo, entendiendo como tales, el conjunto de: espacio, ambiente, entorno, organización, equipos de trabajo y personas expuestas, difícilmente vamos a conseguir una “Empresa saludable”.
Por descontado que la nutrición y el ejercicio físico son ingredientes indispensables para que el individuo pueda ejercer su tarea con mejor rendimiento y no sólo en el ámbito laboral, sino en todas sus esferas personales y sociales; pero sin un diseño ergonómico adaptado a las necesidades individuales y a los requerimientos de la tarea, difícilmente vamos a poder hablar de una plantilla saludable, ni conseguir el objetivo que con ello se persigue: mejorar la calidad de vida y aumentar el rendimiento individual y productivo global.
Da la sensación de que en Ergonomía nos estamos saltando un eslabón de la prevención, quizás por la dificultad que la implantación ergonómica conlleva ya de origen, quizás por la dificultad en demostrar su causa efecto en las patologías musculoesqueléticas, quizás por la excusa de “falta” de normativa de obligado cumplimiento específica que nos aporte números en vez de palabras como “adecuado o adaptar”; quizás porque la ergonomía no afecta tan sólo al colectivo, sino a todas y cada una de las personas que integran la plantilla, quizás…
Por ilustrar una comparativa que todos podemos poner en mente: está claro que es mucho más fácil e intuitivo poner una protección efectiva en la zona operativa de una prensa la cual, independientemente del miembro de la plantilla que la use, va a cumplir con su misión de evitar un atrapamiento,a tener que analizar, una a una, todas las estaciones de una línea de montaje e ir adaptándolas al tipo de tarea y a la antropometría de las diferentes personas que deben interactuar con ellas a lo largo de los 3 turnos de trabajo.
Dicho esto, siendo consciente del tejido empresarial que tenemos en estos momentos en Catalunya mayoritariamente de pequeña, muy pequeña empresa (la mediana está desapareciendo), y con el concepto de “empresa saludable” en mano, me planteo las siguientes preguntas las cuales dejo al aire para posteriores debates:
– ¿Qué beneficio musculoesquelético se va a obtener al sustituir el contenido de grasas saturadas de las máquina expendedoras por otros alimentos más sanos e introducir 5 minutos de pausas dinámicas si el resto de la jornada debemos hacer un control visual de calidad estático en una postura sentada, sobre una silla incómoda, un plano de trabajo demasiado alto y sin posibilidad de mover tan sólo un músculo?
– ¿Cómo vamos a introducir un sistema de horario flexible o de teletrabajo en una fundición de 2 trabajadores?
– Claro que lo ideal sería disponer de instalacionescon máquinas expendedoras de alimentos saludables o donde poder preparar la comida pero, ¿a alguien se le ocurre cómo poder proporcionar algo mínimamente similar para las plantilles que retiran placas o bajantes de fibrocemento en entornos inhóspitos o ajenos?
– Ante la propuesta de proporcionar estrategias para manejar el estrés. Dado que este es la consecuencia de un conjunto de factores estresores, ¿no sería más efectivo evitar estos factores y nos olvidamos del estrés en el trabajo?
– En cuanto a ofrecer cursos de deportepara fomentar la práctica de actividad física. Ojo porque aquí cada sistema musculoesquelético y cardiovascular tiene un nivel de tolerancia y lleva una carga que debe revisarse, exigencia que se debe cumplir cuando uno quierehacerse socio de un centro Deportivo. Pero en el ámbito laboral, al igual que con la vigilancia de la salud, a nadie se le puede obligar pasar estos exámenes físicos.
– Y para acabar; teniendo en cuenta que las empresas no saben ni cómo está su plantilla psicológicamente/mentalmente y no quieren ni oír hablar de un estudio/evaluación psicosocial/de carga mental, en forma alguna estamos preparados para fomentar la salud mental en el ámbito laboral.
Como ergónoma y también trabajadora, considero que para conseguir una mentalidad laboral activa y sana, antes debemos abordar los deberes pendientes en el ámbito ergonómico.


CARME BARBA GARRIDO
Tècnica Habilitada
Inspecció de Treball de Catalunya
Departament d´Empresa i Ocupació
