¿Qué significa ese concepto tantas veces escrito de “movilidad sostenible”? Simplificando, moverse por la ciudad sin contribuir a los atascos ni a la contaminación. Es decir, ir en bici, andando o, como mucho, en transporte público. Hay países y empresas que impulsan este tipo de movilidad y otros que engañan a los ciudadanos construyendo carriles bici que nadie utilizará los días de diario, que es cuando hay que reducir el tráfico en las ciudades.
Veamos dos claros ejemplos contrapuestos. En España, se subvenciona la compra de coches. En el Reino Unido, se llevan a cabo iniciativas como el programa Cycle to Work (en bicicleta al trabajo). Gracias a este plan, hay ayudas fiscales para las empresas que promuevan los desplazamientos al trabajo en bicicleta. Otros países, como Francia o Dinamarca, tienen programas similares.
Pero, si no se dieran esas ayudas, ¿querría una empresa que sus trabajadores fueran pedaleando al trabajo? ¿Y los trabajadores? ¿Les beneficia dejar el coche aparcado en casa? Tanto unos como otros tienen buenas razones para impulsar el uso de la bicicleta.
Las ciudades, especialmente el centro, son más accesibles para los profesionales que tienen que desplazarse en coches o furgonetas, como servicios de reparación (fontaneros, pintores…), taxis, reparto de mercancías, etc. Si los costes de transporte disminuyen, así como el tiempo de entrega, las empresas ahorran dinero. El transporte público sufre menos retrasos, disminuyendo las pérdidas por llegar tarde al trabajo.
Las empresas no tienen que adquirir terrenos para que sus trabajadores aparquen sus coches. Puede ofrecer un espacio para aparcar las bicicletas de forma mucho más económica.
Hay menos absentismo laboral porque los trabajadores que van en bici tienen mejor salud. Además, mejora la imagen de la empresa, pues demuestra un respeto por el medio ambiente y el compromiso social.
Mejora su salud: menos estrés laboral, combate la depresión y la ansiedad y, por tanto, mejora en productividad.
En las horas puntas, la velocidad del tráfico puede llegar a ser inferior a los 15 km/h. Con la bicicleta, no sólo se puede ir a más velocidad, sino que, además, se reducen los atascos.
Vía: medioambientales.com