La primera década del siglo XXI ha venido marcada por el enorme impacto de la crisis económica sobre el empleo y, derivado de ello, sobre la salud de una población trabajadora que ve cómo se estancan las mejoras en las condiciones de trabajo y percibe cada vez más negativamente su propio nivel de salud, a pesar de que la incidencia de lesiones de origen laboral ha venido descendiendo de forma continuada desde el año 2001.

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Fuente: CISAL