
Artículo de Inmaculada Cerejido, Directora de Departamento Clínico y de Formación de PSYA y autora del libro “Desmotivados=improductivos”.
La Agencia Europea de la Salud en el Trabajo (OSHA) afirma que el 22% de los empleados que trabaja en alguno de los países de la UE padece de inquietud y nerviosismo por culpa del empleo que desempeña en niveles que afecta a su salud física. El estrés está en origen del 30% de las enfermedades degenerativas, problemas digestivos, circulatorios… y por tanto, además de enfermar a los trabajadores, implica un gasto muy elevando para cubrir las bajas laborales y los tratamientos médicos que precisan. Respecto al otro gran problema derivado del malestar laboral, la depresión. La asociación Europea de la Depresión (EDA) advierte que las situaciones derivadas de la crisis agravarán el malestar y, por tanto, se prevé que 30 millones de asalariados puedan sufrir depresión.
Ante estos datos cabe preguntarse: ¿Debemos atender los riesgos psicosociales a los que se ven sometidos los profesionales? ¿Están las organizaciones olvidando un aspecto tan relevante como la salud de sus trabajadores? ¿Invertir en salud es un gasto prescindible? Hemos recogido la opinión de Raúl Cerejido Barba, Director de RR.HH. de la Fundación Juan XXIII, quien nos ofrece una opinión muy ajustada de los riesgos psicosociales……
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