
Según el estudio de Dieta y Riesgo de Enfermedades Cardiovasculares en España (DRECE) la tasa de obesidad entre los españoles ha crecido entre un 17% y un 21%, a pesar de que consumimos 250 calorías menos que hace 20 años. Esta aparente paradoja podría explicarse por algunos cambios en el tipo de alimentos y por la falta de ejercicio que conlleva la vida sedentaria.
El informe, elaborado por el Instituto de Estudios Biomédicos con la participación de investigadores de distintos hospitales, concluye que, aunque los españoles comemos algo peor que hace dos décadas, los buenos hábitos de la dieta mediterránea siguen protegiendo nuestra salud cardiovascular, manteniendo los índices de mortalidad por esta causa a niveles mucho más bajos que en el resto de Europa. Así, por ejemplo, tenemos una de las cifras de colesterol ‘bueno’ más elevadas respecto a otros países con mayor mortalidad cardiovascular.
Entre los aspectos negativos figura la progresiva incorporación a nuestra dieta del consumo de zumos envasados y refrescos con altos niveles de azúcar, así como el abuso de la bollería industrial y dealimentos precocinados. Sin embargo, se mantiene el consumo de aceite de oliva, legumbres y hortalizas, y se detecta un ligero incremento de la ingesta de frutos secos y pescado, ambos alimentos muy saludables.
Fuente: Muy interesante