
Igual que encendemos las luces por la noche, cuando llueve resulta indispensable adaptar nuestra forma de conducir a esta situación. El escenario cambia completamente, la visibilidad es menor y por lo tanto la información con la que cuenta el conductor para tomar sus decisiones disminuye. La distancia de frenada aumenta y por lo tanto, cualquier distracción puede resultar fatal.
El riesgo de sufrir un accidente es mayor, pero tomando ciertas precauciones, podemos minimizarlo. La prevención comienza antes de subirse al coche. Empecemos: ¿sabe cuál es el estado de sus neumáticos? Si no lo conoce, empezamos mal. El estado de los neumáticos es fundamental, y si el suelo está mojado puede ser crucial a la hora de evitar un accidente. Por lo tanto, asegúrese de que están en perfecto estado, tanto en la profundidad como en la presión, estado general, etc. ¿Y las escobillas?¿Hace cuánto que no las cambia? La diferencia entre ver la carretera y no verla en ciertos momentos depende de este sencillo accesorio que solo nos acordamos de cambiar cuando están más que desgastadas. ¿Seguimos? luces, antinieblas, parabrisas, retrovisores….
Una vez que nuestro vehículo está a priori preparado, lo siguiente es adaptar nuestra forma de conducir. Algunos conductores mediocres están acostumbrados a no guardar la distancia de seguridad y conducir pegados al vehículo que les precede, con lluvia y pavimento mojado, tendrán todas las papeletas para colisionar con el vehículo que les precede a la primera frenada. La distancia de seguridad, algo que evitaría cientos de miles de accidentes, cuando llueve debe aumentar, la adherencia de los neumáticos es menor, el firme está resbaladizo y por lo tanto necesitamos más espacio para frenar. Si quiere se puede acordar de la regla de los dos segundos, pues bien, cuando llueve en lugar de 2, que sean 3.

Encienda el alumbrado de cruce, esto hará que sea más fácil que usted pueda ver lo que está delante, pero sobretodo que su vehículo se vea mejor. Conduzca por debajo del límite de velocidad en la medida en que usted se sienta cómodo, y tenga un campo de visión suficiente que le permita detener el coche con seguridad en caso de necesidad.
Sea consciente del “aquaplaning”. Aquí es donde su vehículo se desplaza sobre la superficie del agua y no tiene o tiene muy poco contacto con el suelo. No trate de acelerar, frenar o cambiar de dirección, tenga en cuenta que su tracción se reduce significativamente. Los sistemas electrónicos de ayuda al conductor pueden ayudar a evitarlo, pero ante todo, no haga movimientos bruscos y mantenga siempre el control y la calma.
Evite los caminos inundados. Nunca conduzca por agua estancada o corriente, en esas circunstancias no conoce ni la profundidad ni lo que se puede encontrar debajo del agua. Si el parabrisas está muy empañado, pare el vehículo y límpielo bien. Utilice los sistemas de ventilación y reanude la marcha. Nunca se ponga a limpiar el parabrisas mientras conduce.
Tenga en cuenta que los frenos pueden ser afectados por el agua. Otro aspecto importante es no usar el control de crucero en la lluvia o la nieve, aunque la mayoría de los vehículos tienen sistemas para evitar este problema, si su vehículo comienza a deslizarse sobre el agua mientras utiliza el control de crucero, la unidad de control del vehículo podría estimar que la potencia extra que está enviando a sus neumáticos no está logrando la velocidad establecida, por lo que enviará orden para aumentar la velocidad de giro de los neumáticos .
Y por último, si debe detenerse, nunca se detenga en la calzada y evite el arcén a no ser que no le quede otro remedio. Pare siempre en un lugar seguro y alejado de la calzada.