
El otro día conversando en la cantina del pueblo con un viejo amigo que trabaja de encargado en una fábrica de cerámica me decía; “Chavi (él me llama así),a los de prevención se os está yendo la pinza (sic)” , “el otro día tuvimos una reunión con la gerencia de mi empresa y nos soltaron todo el rollo ese que hacéis ahora de fomentar la salud y tal en los trabajadores”. “Y que quieres que te diga Chavi, con todo el aprecio que te tengo, pero todo eso me suena a pasteleo, un cambalache para darles trabajo a unos cuántos que por lo que se ve tienen mucho tiempo y poco qué hacer, y que desde sus despachos no sólo nos quieren organizar el trabajo a los demás sino decirnos cómo debemos ser y vivir”. “Esos no bajan al tajo ni para calentarse, mucho discurso, preciosas palabras, bonitos cartelitos, pero no tienen ni idea de lo que se cuece en el trabajo real a pie de horno como estamos algunos”.
“Ahora resulta que todos debemos ser sanos y saludables, comer lechuguitas y tomates e ir todos al gimnasio. Y lo bueno es que nos dicen a los mandos intermedios que debemos colaborar en transmitir estas consignas entre los trabajadores”. “Los trabajadores de mi sección me miraban incrédulos cuándo les comenté que nos habían dicho que tienen que hacer más deporte, que después de estar nueve horas bregando en los hornos se vayan a correr”. “Pero si ya les fastidia que nos quitaseis lo de echar un pitillo en el tajo, y ahora nos queréis quitar el almuerzo de chistorra y huevos fritos que es lo mejor del turno”.
“Luigi (así es como le llamamos a mi amigo) – le digo – eso es por salud, ya sabes lo malo que es el tabaco”.“No será peor que los gases que nos metemos todos los días allí en los hornos” – me dice -.
“Lo que yo creo Chavi es que todo esto es una moda más y que hay mucho negocio detrás, ahora parece que lo importante es tener trabajadores sanos, contentos y felices, a base de cursitos, cartelitos y folletitos”. “Pero si llevo tiempo diciéndoles a los de recursos humanos que tienen que mejorarles las condiciones a mis trabajadores, que se las ganan todos los días y se las merecen, y me dicen que no es posible, ¡cómo van a estar contentos Chavi!”. “Y ya no te digo los encargados, que estamos de siete a siete por cuatro duros para sacar a lengua fuera las producciones que nos marcan, peleando con los trabajadores, con las máquinas y teniendo que escuchar sandeces de los de seguridad y los de personal” , “eso sí, cuándo se paran los hornos por alguna avería, entonces parece que las personas ya no importan tanto, todo el mundo se vuelve loco para reanudar la producción a toda costa”.
“Lo que ya roza la tomadura de pelo es cuándo comienzan con ese rollo de la inteligencia sentimental” “emocional Luigi, emocional” – le corrijo -, “como sea, el rollo ese de que tengo que tratar a los trabajadores teniendo en cuenta sus sentimientos y sus emociones, ¡como si los tratase como si fuesen perros! no te digo” , “pero si algunos lo que necesitan es un patada en el culo, metafórica Chavi por supuesto no me vayas a venir con lo del acoso laboral y todo eso, para que espabilen y se pongan a trabajar, que luego vienen los de arriba y sólo quieren números y piezas producidas”.
“Como voy a estar yo pendiente de lo que le pasa a cada trabajador, de sus problemas personales, de su vida.. si tengo bastante con sacar el trabajo adelante cada día… ¡leche! si yo no soy psicólogo ni nada de eso”, “además ya tenemos bastante con lo de la seguridad, que estáis dando la lata a todas horas, como para ahora hacer de ángeles de la guardia para que nuestros trabajadores sean buenos y felices y se comporten saludablemente en su vida”.
“Queremos trabajadores felices, me decía la de recursos humanos, y ese es el nuevo enfoque de la empresa. Por eso nos ofrecen ahora cursos de coaching, de inteligencia emocional esa, promociones para ir al gimnasio, sesiones de yoga y pilates y hasta de risoterapia… ¡vamos.. para descojonarse!. Y le comenté que si ahora nos íbamos a dedicar a eso, íbamos a dejar de fabricar ladrillos por tanto”. “Al final Chavi con tanta felicidad y diversión que vamos a encontrar en el trabajo vamos a tener que pagar por ir al curro”.
“Estos fanáticos del chándal y de las manzanas lo que quieren realmente es convertirnos a todos en autómatas saludables y felices que no nos quejemos y no nos pongamos malos. A este paso no tendrán fábricas, tendrán resorts de felicidad… eso es lo que quieren Chavi… resorts de felicidad, dónde habrá que ver quién saca los ladrillos del horno…”.
“Puede que tengas algo de razón Luigi… vamos, echemos la última que tengo clase de mindfulness”.
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