
Autor:
Margo Martinez Gómez – Consultora de Prevención de
Fraternidad Muprespa.
Técnico de prevención en Seguridad, Higiene y Ergonomía y Psicosociología Aplicada
El dichoso coronavirus nos ha quitado muchísimas cosas pero nos ha dado tiempo, tiempo para pensar. Nuestra obligación como ciudadanos es, cada uno en su ámbito, pensar que podremos hacer cuando esto acabe para mejorar lo que está en nuestra mano, para paliar los estragos que está causando y para convertir en ventaja aquello que habrá cambiado.
Todos creemos, yo también, que las cosas no volverán a ser las mismas, que tenemos que aprender algo de todo lo que está pasando.
Hace ya muchos años que me dedico a la prevención de riesgos laborales e intento analizar lo que ha pasado y también lo que pasará a partir de ahora, la obligación de los que nos dedicamos a este menester es, ahora más que nunca, poner encima de la mesa la PREVENCIÓN, así, en mayúsculas, nunca se ha mostrado más necesaria.
Todas las empresas que están trabajando necesitan respuestas urgentes a sus necesidades preventivas, las que se reabrirán en breve también necesitaran planes preventivos para garantizar la seguridad de sus trabajadores.
Sin lugar a dudas las nuevas necesidades de las empresas han puesto de manifiesto que tener un Servicio de Prevención contratado no es suficiente, es indispensable que cada una de nuestras empresas cuente con personal formado que se responsabilice de las tareas de prevención necesarias en la empresa. La integración y la efectividad de las medidas no pueden dejarse en manos de alguien ajeno que visita la empresa de vez en cuando, esta es una tarea que requiere esfuerzos diarios, siempre lo ha sido y ahora es patente.
El cumplimiento formal de la Ley no garantiza por si solo la salud de los trabajadores, las empresas, responsables de garantizarla, deben tener mecanismos de integración que constantemente protejan y vigilen, en definitiva, cuiden a sus trabajadores. Para instrumentarlos deberemos contar con todos, directivos, mandos intermedios y trabajadores deberán responsabilizarse porque, como nos está demostrando esta pandemia, solo remando juntos avanzaremos. Aprovechemos el momento, nunca como ahora estamos todos tan dispuestos a arrimar el hombro a cuidarnos y a cuidar de los demás. Nuestros empresarios tienen que ejercer un liderazgo empático y emocional, dar ejemplo y exigir el cumplimiento de las medidas que en cada centro de trabajo sean necesarias.
Es el momento, el verano previsiblemente nos dará una tregua, es el momento de poder anticiparnos, por ejemplo, en la compra de equipos de protección. Hay que formar a los trabajadores, hay que organizar inspecciones a pie de tajo para comprobar que las medidas se cumplen, es tanto lo que podemos hacer…
Cuando esto pase ninguna de las medidas que tomemos sobraran, al contrario, si así lo hacemos estaremos preparando a nuestras empresas para tener una prevención fuerte. Todas y cada una de las medidas tomadas son útiles para la prevención de los accidentes que, por desgracia, seguirán ocurriendo.
La prevención debe salir de esta crisis reforzada, mejor, útil para todos. Lo haremos, implantaremos sistemas que nos protegerán, el beneficio es sobre todo humano pero también económico solo las mejores empresas, las más preparadas en todos los sentidos, superaran la crisis que se avecina. Los beneficios de la prevención siempre superan sus costes.
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