Una vez pasado el 28 de abril, que vino cargado como todos los años de buenas intenciones y deseos, toca volver a la realidad. Toca levantarse todas las mañanas a «combatir» esas situaciones que ponen en riesgo la seguridad y salud de los trabajadores. Pues bien, vaya mi reconocimiento para todos aquellos que independientemente del día o de la hora de la semana emplean sus esfuerzos para que otros vuelvan sanos y salvos a casa.
Aunque en la mayoría de las ocasiones nuestra labor no sea reconocida por los propios trabajadores, los empresarios, las administraciones y la justicia, nosotros seguimos levantándonos cada día con el mismo objetivo, ayudar. Muchos de nuestros colegas siguen bajando a la arena para acompañar al resto de trabajadores en su día a día.
Llegamos a donde llegamos y nuestro anhelo se centra en que las buenas palabras del 28 de abril se materialicen el resto del año:
Anhelamos que los trabajadores colaboren en nuestra labor, acepten nuestros consejos y acudan a nosotros cuando tengan dudas antes de realizar una actividad que suponga riesgo.
Deseamos que el empresario destine medios, que se implique y que demuestre su interés para que las cosas en PRL vayan a mejor.
Ansiamos que la Administración y la Justicia no nos vea como el responsable y chivo expiatorio de todos los males de la prevención.
Aspiramos a que la PRL no sea utilizada como arma arrojadiza entre unos y otros y que sólo se mire por el bienestar de los trabajadores.
Por último aprovechemos esta lección de vida que nos ha dado el COVID-19 para recordarnos la fragilidad de la vida, de nuestro mundo como lo conocemos y para dar valor a lo que realmente lo tiene.
Llegado a este punto, animar a todos aquellos profesionales a seguir los 364 días después a seguir mejorando día a día la prevención de riesgos laborales. Recordad que no estáis solos y que el hecho de conseguir pequeñas mejoras es nuestra mayor recompensa.
Feliz día después.
Jose Luis Barral Campillo
Responsable Senior de PRL
Vicepresidente del CGSST