Esta es la historia que vivió María una trabajadora como cualquier otra.
María es una madre trabajadora y estudiante, es una trabajadora que lamentablemente le tocó en su trabajo vivir situaciones muy tristes con su propio jefe. El comenzó a sentirse incómodo con su carisma en la empresa y comenzó a utilizar diferentes técnicas para que ella tomara la decisión de irse. Cómo veía que no le daba resultados cambió su técnica llegando a las amenazas, burlas de su cabello, etc.
Frente a las otras personas mostraba su apoyo a la trabajadora, pero en la intimidad de sus reuniones la hacía pasar situaciones tristes y vergonzosas que seguramente María nunca olvidará.
Buscó ayuda por todas partes, recursos humanos, sindicato, médicos, psicólogos etc. Pero para transitar esta etapa debió certificarse ya que el estrés le ocasionó ansiedad.
Esto no sólo repercutió a todo nivel: laboral pues se vio alejada de hacer la tarea que tanto disfrutaba con su gente, económico ya que las enfermedades mentales no son consideradas enfermedades profesionales y la paga es del 60 % aproximadamente de su salario, emocional ya que la tristeza algunos días calaba hondo en su alma y a nivel familiar porque ella no encontraba su lugar en su casa al estar todo el día como ama de casa.
Un acosador no sólo se mete en tu vida profesional, deja huellas muy profundas en el alma de las personas, poco a poco a María la consumía la incertidumbre de su situación, era todo tan oscuro que no encontraba respuestas. Pidió ayuda al sindicato y no obtuvo lo que necesitaba ya que debido algún motivo que ella desconocía pretendían que volviera a trabajar con él pues le decían que seguramente se calmaría después de que ella había presentado un certificado médico que constaba ansiedad por acoso laboral.
María se sentía abandonada por esas personas que debían darle su apoyo, la empresa que estaba informada de esto dilataba la solución ya que a su jefe le faltaba un año para jubilarse y no querían que este tema tomara trascendencia.
María no sólo lucha con su tristeza, sino que contra una empresa que oculta la información para preservar apariencias como en la época de nuestras abuelas.
La víctima no solo debe transitar estas situaciones de violencia, sino que cuando se toma la decisión de hacer algo al respecto pasan otras cosas, invade la culpa es lo primero al saber que se está denunciando una situación de estas, que se deberá pasar por una investigación y todo lo que está conlleva, tanto es así que muchas veces las personas deciden renunciar a sus trabajos y buscar otros. Me pregunto ¿esto soluciona la situación?, ¿somos justos con nosotros mismos al aceptar que nos traten de esta manera? Si queremos que las cosas cambien debemos hacer cambios, denunciar parece ser muy incómodo, pero es necesario salirse de la zona de confort para superar obstáculos muchas veces.
El tema del acoso laboral es algo que día a día padecen cientos de personas en nuestro país, personas que muchas veces no tienen valor para denunciar por la necesidad de conservar su empleo, esto hace que los y las acosadores aumenten su maltrato a las personas.
Lo más triste es que no deja lesiones visibles muchas veces y por ello es necesario ingeniársela para tener pruebas, esto lo hace muy desgastante.
Ninguna empresa en el mundo debería tener entre sus trabajadores acosadores sin brindarles asistencia para curarse, no debemos olvidar que todos somos personas que necesitamos ayuda, las empresas deberían tener protocolos serios que briden apoyo tanto a la víctima como al victimario.
La salud mental debería ser lo primero a atender en cuanto a la seguridad de las personas, trabajar proactivamente generando leyes que amparen a los trabajadores y verificando que estas se cumplan.
Capacitando profesionales para que trabajen estos temas con la seriedad que se merecen, brindando apoyo a la víctima y haciéndola sentir segura.