El afilador o amolador es un comerciante ambulante, que ofrece sus servicios de afilar cuchillos, tijeras, navajas y otros instrumentos de corte. En Occidente, ya es historia la imagen del artesano recorriendo las calles del pueblo o la ciudad anunciando su paso con el “pito del afilador” o “chiflo” (una pequeña flauta de Pan hecha de cañas y luego de plástico) con su breve melodía haciendo sonar las notas de su escala tonal, de graves a agudas y viceversa, como una escalerilla musical. En el pasado, los afiladores solían ser también reparadores de paraguas.
A comienzos del siglo XXI es ya poco frecuente la imagen del “amolador” por las calles, salvo quizá en países en vía de desarrollo, donde la población no posee recursos suficientes como para sustituir sus herramientas de corte. Las nuevas tendencias económicas que implantaron la cultura “desechable” de «usar y tirar» en Occidente, supusieron un duro golpe para este oficio soberano.
La bicicleta o motocicleta llevando montada en su parte trasera el esmeril mecánico con una piedra de afilar ha ido evolucionando y perfeccionándose. No obstante, las herramientas de uso profesional no deben ser afiladas por afiladores ambulantes, ya que la mayoría de éstos, para hacer más rápido el servicio de afilado, emplean una piedra esmeril de grano muy grueso que destruye el filo gradualmente, sin contar con que en su mayoría sostienen los elementos a afilar a pulso, haciendo difícil que el filo alcanzado tenga el ángulo adecuado de acuerdo a la herramienta, en especial los cuchillos, que deben tener ángulos de entre 12 y 20 grados, de acuerdo al material que cortarán, como sucede en los cuchillos de carnicero, de cocinero o de jamoneros, para los que, además, la curvatura y el perfil de la hoja afilada son importantes porque de ello depende la eficacia del corte.
Los cuchillos de uso profesional —restaurantes, grandes cocinas, etc.— necesitan un afilador que posea piedras de asentar o piedras esmeriles planas de grano fino, que permiten controlar el correcto ángulo de afilado. Este procedimiento debe realizarse siempre usando abundante agua. Afilar un cuchillo correctamente es un proceso que puede tardar varios minutos e incluso horas y hasta meses como sucede en el Extremo Oriente con el afilado de katanas. Si bien un cuchillo mal afilado puede cortar, su vida útil se ve disminuida y la calidad del corte se empobrece.