
Pertenezco a la promoción de Médicos 1994-2000. Fuimos una promoción pionera (por no ponerle otros adjetivos) al ser los primeros en cursar un plan de estudios novedoso, con más prácticas, una asignatura llamada “Nuevas tecnologías…” donde sustituíamos microscopios y bisturíes por el ordenador. Lo nunca visto.
Pasé parte de mi carrera recorriendo Europa, de congreso en conferencia, promoviendo el intercambio de estudiantes y la implantación del sistema de créditos ECTS, moneda de cambio que se usaba en nuestra Facultad desde hacía años con todo éxito. Acudí como ponente en Bratislava a una conferencia promovida por los propios estudiantes de Medicina llamada “Los Médicos del Tercer Milenio”…
Efectivamente, todo cambia, nada permanece. Si los Beatles no pasan de moda, Heráclito no iba a ser menos. El viejo concepto de médico que sabe, paciente que obedece sumisamente sus consejos, y los médicos lo sabemos muy bien, ha pasado a la historia. Antiguamente, las redes de apoyo ante una enfermedad era la familia y los allegados, quienes por propia experiencia o supersticiones conocían (o creían conocer) el remedio a los males. Al médico, curandero, chamán o barbero se iba en ocasiones muy contadas y por causas concretas. De ahí pasamos a la universalización de la Medicina y el “porque yo tengo derecho a que me hagan la misma resonancia nuclear que le han hecho a mi vecina y a la Fulanita” (Fulanita es la famosa de turno que sale en la TV); el mismo ejemplo sirve para demandar alguna marca de pastillas o la baja laboral injustificada.
Hemos llegado un paso más allá. Algunos lo llaman “Paciente empoderado” del calco del inglés Empowered Patient, pero como a mí además de un barbarismo (que lo es) me parece una barbaridad, lo llamaré Paciente “capacitado” o “facultado”, que no facultativo –esa, perdóneme usted, lo soy yo-.
El paciente capacitado se preocupa activamente por su salud. No piensa que cada dolor que siente es un cáncer mortal, ni se deja atemorizar porque le pasó lo mismo a la prima de su tía y está criando malvas. Busca la información en Internet, pero en sitios concretos, con certificados tipo HonCODE, en las páginas de las sociedades científicas. Habla con su médico abiertamente, exponiéndole sus temores, los hallazgos que ha obtenido en la web; es posible que además su médico esté en twitter o tenga un blog donde comunicarse con sus pacientes, guardando el suficiente anonimato y confidencialidad. El paciente tendrá una autonomía, una libertad inusuales, más información clara y de calidad. Este paciente es usuario de la Salud 2.0. Este paciente es un Paciente del siglo XXI.
Y los médicos, que no estábamos preparados para esto, tenemos que estar a la altura.
Si nos dejan.
Webs recomendadas:
http://bibliovirtual.wordpress.com/
www.medlineplus.com
www.netdoctor.es
Dra. Mª Teresa Bernal García, técnico superior PRL y especialista en Medicina Familiar y Comunitaria.
Twitter: @DraMyte