
Los escoltas del País Vasco no ganan para disgustos. El caso de una escolta embarazada de siete semanas y encargada de la protección de un político vasco: “En la mutua me dijeron que si trabajara de señora de la limpieza, en contacto con productos químicos, o de reponedora en un supermercado, levantando pesos, ya tendría la baja, pero de escolta, no”.
La escolta va armada y asume todos los riesgos propios de un escolta en el País Vasco. Además, su trabajo no entiende de horarios, con jornadas que alcanzan las dieciséis o incluso las dieciocho horas. También conduce el coche asignado al político, lo que supone un riesgo añadido.
En esta tesitura la escolta se enteró de que estaba embarazada y lo comunicó a su empresa. Ésta ha emitido un informe en el que certifica que la trabajadora tiene “la categoría profesional de vigilante de seguridad con arma, en funciones de escolta, incompatible con su actual estado (embarazo)” y adjunta un plan de evaluación de riesgos laborales.
La sorpresa se la llevó cuando acude a la mutua y el médico le dice que no considera que haya riesgo para su embarazo hasta la semana doce. Sandra no se lo podía creer: “Le dije que qué pasaría si me agreden, o lo que sea, y pierdo al niño y me contestaron que eso sería un accidente laboral y, por lo tanto, no es su problema”. La escolta, que no puede aguantar las lágrimas, ha acudido a la Seguridad Social, donde le han dado la baja por la ansiedad que sufre, pero no cobrará la baja de la mutua hasta que se encuentre en la semana doce de gestación.
Noticia recibida por @Pablo_PalaciosV