
Desde 1995 ostenta el título de carretera más peligrosa del mundo. Es el cordón umbilical que une la capital del país, La Paz, con Coroico, en la región andina de Los Yungas. Más de 80 kilómetros que discurren a alturas superiores a los 4.000 metros sin guardarraíles, con fuertes pendientes, suelo de grava y para rizar el rizo, doble sentido de circulación. Esta macabra autopista hacia el cielo se cobra vidas a puñados. Aun así son muchos los que desafían a la suerte -temerarios los llaman- con vehículos 4×4 o en bicicleta para contemplar los parajes agrestes por los que serpentea mientras el pulso se dispara.