Las llamadas profesiones de riesgo siempre se han identificado con los cuerpos de seguridad, bomberos o con aquellas otras que conllevan un peligro para la vida del trabajador por la peligrosidad del lugar de trabajo o los equipos a utilizar. No obstante, tras lo ocurrido el pasado miércoles en Ronda se podría pasar a englobar en este asunto la de inspector de riesgos laborales. La jornada laboral de uno de estos profesionales terminó de forma que nunca podría haber imaginado, cuando a medio día entró en un establecimiento de hostelería de la localidad para realizar una inspección la rutina se convirtió en una aventura de película, ya que el propietario del establecimiento decidió terminar la visita de forma tajante y sacarle una pistola y encañonarlo, explicaron fuentes próximas al caso.
La actitud del hostelero, que habría llegado a introducir el cargador delante del sorprendido inspector, hizo que el éste abandonase de forma precipitada el local presa del pánico, al creer que su vida estaba en serio peligro. Una vez que pudo tranquilizarse decidió acudir hasta la Comisaría de la Policía Nacional para denunciar lo ocurrido y presentar una denuncia contra el propietario del negocio. Tras tener conocimiento del increíble relato, los agentes de la Policía Nacional se personaron en el local para corroborar la historia, procediendo a detener al propietario y trasladarlo a los juzgados rondeños para que prestase declaración, quedando en libertad con cargos tras cumplir con la obligatoria comparecencia ante la autoridad judicial competente.
En cuanto al arma utilizada en las presuntas amenazas, los investigadores habrían podido comprobar que se trataba de una pistola simulada, según las fuentes consultadas. No obstante, estas mismas fuentes insisten en la similitud y la poca diferencia que hay entre algunas de estas pistolas y las reales, hasta el punto de que para alguien que sea conocedor de las mismas le resultaría complicado diferenciarlas sin desmontarlas. La realización de inspecciones se está convirtiendo cada vez más en una profesión de riesgos, hasta el punto de que suele ser habitual que los inspectores de trabajo pidan protección policial para realizar visitas a locales nocturnos o vayan acompañados de agentes de la Guardia Civil para visitar diferentes explotaciones agrícolas.
A pesar de lo sorprendente de lo ocurrido, las fuentes consultadas restan importancia a los hechos y los enmarcan dentro del clima de crisis y nerviosismo por el que pasan muchos empresarios, que en ocasiones suelen ver este tipo de inspecciones como una forma más de recaudar fondos para el Estado. Eso sí, entienden perfectamente la reacción del inspector de riesgos laborales ante la inverosímil situación que tuvo que vivir.
Fuente: Malagahoy