
El trabajo es una faceta muy importante en la vida de las personas pues gran parte de nuestro tiempo lo pasamos en nuestro puesto de trabajo. Además, gracias a la actividad laboral, las personas obtienen una serie de compensaciones económicas, psicológicas y sociales. En este contexto, las organizaciones deben responsabilizarse en ir desarrollando estrategias encaminadas a mejorar el bienestar laboral de sus trabajadores.
Sin embargo la crisis que estamos sufriendo, amenaza la sostenibilidad del bienestar en el trabajo. El clima de inseguridad laboral que se está viviendo en nuestro país, produce unos niveles de estrés muy altos, que están afectando la salud física y psicológica de los trabajadores. Además, la tendencia generalizada en las empresas de reducir los costes laborales de forma indiscriminada, está deteriorando la calidad de vida laboral de los trabajadores.
Pero ¿Qué se entiende por bienestar laboral? Lo podríamos definir como el mantenimiento del más alto grado de bienestar físico, mental y social que experimenta el trabajador hacia su labor en la empresa. El bienestar laboral abarca diferentes aspectos relacionados con el trabajo, como son, los horarios, el sueldo, el ambiente laboral, los beneficios y servicios, las posibilidades de ascensos y las relaciones humanas, entre otras.
¿Niveles bajos de bienestar laboral pueden perjudicar el desempeño laboral de los trabajadores? Es obvio que un trabajador desmotivado, y alienado de su tarea tendrá un nivel de desempeño laboral bajo y esto hará que la organización sea menos competitiva o productiva.
¿Qué pueden hacer las empresas para aumentar el bienestar laboral de sus trabajadores, a pesar de los recortes y la crisis económica reinante? Tener clara la idea, por parte de los directivos y responsables de las empresas, que es precisamente el bienestar de los trabajadores, lo que consigue un nivel alto de implicación de éstos, y lo que estimula un desempeño excepcional y en consecuencia, unos resultados de la empresa óptimos. Así las organizaciones deberían proporcionar a sus trabajadores: unas condiciones de trabajos seguras y saludables, promover la creatividad, facilitar la participación en la toma de decisiones relacionadas con su trabajo, invertir en la formación y desarrollo humano de las personas, unos salarios adecuados, facilitar unos horarios que permitan conciliar la vida familiar con la laboral, un plan de ascensos y una política de empresa que no provoque en los empleados un ambiente estresante con relación al ambiente de inseguridad laboral.
“Si el trabajo se embrutece, y se explota a las personas, produciendo frustración, irritación y resentimiento tendremos una sociedad de resentidos y de personas alienadas. Si por el contrario, somos capaces de organizar y desarrollar las condiciones para que en el trabajo, las personas den lo mejor de ellas mismas, crezcan, puedan contribuir con sus mejores habilidades, destrezas, competencias y puedan mejorar su autoestima, contribuyendo a su autorrealización, habremos logrado una sociedad más humana”. (Herbst 1975)
Es un reto de las empresas encontrar el equilibrio entre bienestar de sus trabajadores y competitividad, y es en este contexto donde los psicólogos pueden ayudar a desarrollar (siempre con el apoyo de las empresas) organizaciones más humanas y productivas.

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