Nuestra vida se expresa a través del movimiento. Por el movimiento nuestra intención se convierte en acción.
La manera de movernos determina la eficiencia de nuestras acciones. Estas son el resultado de una serie de patrones de movimiento, adquiridos y habituales, automatizados por procesos internos (autoaprendizaje) o inputs externos (vinculados a nuestro entorno). A estos procesos automatizados les llamamos hábitos. En algunos casos nos permiten actuar con comodidad, seguridad y facilidad. En otros, reconocemos su acción perniciosa pues distorsionan nuestra percepción, provocando tensión, dolor y lesiones.
Desde la perspectiva de la prevención de los Trastornos musculo-esqueléticos, podemos considerar que los hábitos disfuncionales, sumados a una repetición del gesto, posturas forzadas y sobrecarga física, incrementan el riesgo de lesión perjudicando la acción del trabajador. Estos hábitos, van a influir de manera determinante en la gestión cotidiana de los movimientos del trabajador, interfiriendo en ello o fundamentándolos. Si bien, no podemos cambiar los movimientos ejecutados en nuestra actividad profesional, si podemos mejorar la manera de hacerlos. La Educación gestual preventiva y el Método Feldenkrais™ aportan al trabajador un mayor conocimiento del cuerpo en acción, así como una mayor conciencia del hábito adquirido. Permitiéndole una mayor atención a sus movimientos, son metodologías que incrementan la vigilancia y la autogestión.
Los trastornos musculo-esqueléticos (TME)
Los trastornos musculo esqueléticos, son lesiones producidas por la propia actividad laboral o por el entorno en que se realiza. Afectan a músculos, articulaciones, tendones, ligamentos, huesos y nervios de la espalda, cuello, hombros, codos, muñecas y manos. También pueden afectar a las rodillas o los pies, si el trabajo conlleva estar mucho tiempo arrodillado o si hay que operar con pedales.
Los principales factores de riesgo son:
- los movimientos repetitivos.
- las posturas fijas o forzadas.
- la fuerza física para manipular cargas animadas (una persona o animal) o inanimadas (un objeto).
- los entornos de trabajo: iluminación, ruido, vibraciones (martillazos), entornos fríos (industria alimentaria).
- la organización del trabajo:
- el estrés es otro de los factores de desarrollo de los TME.
- los factores individuales.
Aportación de la Educación gestual preventiva y del Método Feldenkrais™ a posturas básicas en el trabajo para el cambio de hábitos posturales
El Método Feldenkrais™ fue creado por el Doctor Moshe Feldenkrais, (1904-1983). Ingeniero y doctor en Física, Feldenkrais, colabora en el laboratorio de física nuclear de Frederic Joliot-Curie (1900-1958) y se interesa por la neurofisiología y la neuropsicología. Profesor de judo también es uno de los primeros cinturones negros de judo, en Francia y Europa.
Para concebir su método, se basa en sus dos más grandes talentos: cómo ingeniero, considera al cuerpo como una realidad física, de peso y de masa en el espacio, un juego de fuerzas en el campo gravitacional para estar de pie y moverse. Su formación de judo, le lleva a inspirarse de la concepción oriental del movimiento, combinar eficacia y armonía utilizando la energía mínima.
Un programa de Educación gestual preventiva basado en el Método Feldenkrais™, diseñado para la prevención, aporta los recursos para la mejora de la funcionalidad del movimiento y el desarrollo del potencial físico, permitiendo la recuperación de las lesiones. Estas metodologías desarrollan la conciencia del cuerpo en movimiento (“darse cuenta corporal”) para adoptar mejores estrategias en la acción.
Recursos
Fomentar la recuperación e incrementar la vitalidad
Algunos entornos de trabajo, solicitan las capacidades físicas en exceso. Por ello es necesario introducir periodos de reposo y recuperar, para atenuar las tensiones corporales ligadas a las fuertes contracciones o molestias de la repetición del gesto.
Tomar conciencia del hábito adquirido (atención al gesto)
Tomar conciencia es, saber qué hacemos y como lo hacemos. Incrementando la percepción y la propiocepción, se puede discernir el grado de eficacia de una acción. Desarrollar la capacidad de variar la atención a sus gestos y movimientos, permite saber cómo uno se mueve y reconocer sus hábitos.
Reducir el esfuerzo
El estrés mecánico, asociado a los malos hábitos y a la excitabilidad nerviosa, provoca un desequilibrio muscular, favoreciendo la aparición de tensiones musculares. La ley de Fechner-Weber (relación entre la intensidad de un estímulo y la sensación producida), bajo la óptica de Feldenkrais, establece que, a menor fuerza utilizada, mayor sensibilidad y a mayor fuerza, menor sensibilidad. Aprender a reducir esfuerzo, permite adquirir mayor sensibilidad y utilizar la fuerza proporcional para la acción.
Desarrollar las posibilidades y habilidades de movimiento
La repetición tiende a convertir los gestos profesionales en rutinas. La compresión de las leyes del movimiento y de su potencial, permite variar la manera de ejecutar sus gestos. Recuperar mecanismos naturales olvidados, es una condición indispensable para evitar desgaste y lesión.
Potenciar un mejor funcionamiento y uso de uno mismo
En un cuerpo equilibrado, la fuerza del movimiento se transmite a través de las articulaciones, sin distorsiones. Si el esqueleto se mantiene en posición neutra, los músculos podrán contraerse y cumplir su función de movimiento, sin sustituir la de los huesos. Las largas horas de pie o el cansancio de los gestos repetitivos, merma el buen uso de sí a nivel musculo-esquelético y provoca la utilización de músculos a menudo innecesarios.
Otro criterio para evitar desgaste, es, la participación global del cuerpo en la acción, requisito indispensable para evitar compensaciones y dolor. Mover brazos, codos, muñecas y manos, sin una participación adecuada de la pelvis, columna o región torácica, debilitará las articulaciones e impedirá una gestión eficiente del movimiento. Clarificar las leyes que rigen nuestros movimientos permitirá elaborar gestos menos dolorosos.
Autogestión
Sin un mínimo conocimiento de cómo funciona el cuerpo, es difícil modificar hábitos y conseguir un movimiento útil y seguro. Sentir como uno se mueve, supone mayor vigilancia y es una de las habilidades del sistema nervioso, para auto gestionarse y elegir movimientos más eficaces.
Precisión motora y sensorial
El desarrollo del movimiento tiene gran importancia en el desarrollo de la percepción de uno mismo. Entrenarse a constatar diferencias a nivel sensorial y motor permite modificar patrones de acción y adquirir un mayor control del movimiento: posición, esfuerzo, amplitud, ritmo, coordinación.
Despertar la conciencia preventiva para la prevención de los TME
Despertar una cierta conciencia preventiva, es la finalidad de este programa de formación. Las secuencias de movimiento permiten un cambio de visión sobre las limitaciones o el dolor. Al favorecer una mayor apreciación de la sensación corporal, se convierten en un referente para un mayor cuidado de si y la mejora de la calidad de vida.
Reforzar la autoimagen
Hablar de autoimagen es tener en cuenta de que los hábitos de movimiento tienen su pendiente psíquica y su expresión difiere según los individuos. Para Feldenkrais, la autoimagen determina el cómo actuamos, expresándose a través de movimientos, sensaciones, emociones y pensamientos. Cuestionarse sobre la propia autoimagen y ajustarla a la realidad cotidiana personal y profesional, ayuda a evitar riegos de padecer TME. ¿Cómo siento mi espalda, mis manos, mi cuerpo? ¿Cómo me ocupo de él? ¿Qué sensaciones tengo cuando trabajo? ¿Cómo hago lo que hago y cómo lo puedo mejorar?
Conclusión
Los programas de Educación gestual preventiva basados en el Método Feldenkrais™ pueden reducir los riesgos de lesión de los trastornos musculo-esqueléticos, desarrollando la sensación del movimiento para el cambio de hábitos. Desarrollar más conciencia de lo que se hace y de cómo se hace, se reflejará en un mejor uso de sí mismo y más autogestión.
Las secuencias que forman parte del programa pueden practicarse de forma natural, en casa, antes, durante o después del trabajo. Dirigen la atención a las diferentes partes del cuerpo, a las sensaciones corporales internas, a la repartición del peso del cuerpo, al esfuerzo, al control del movimiento y la organización física en el espacio. Enfocan la preparación subyacente al gesto antes de efectuarlo y permiten recuperar la flexibilidad y la movilidad, condición indispensable para evitar rigidez y lesión.
En el plano de la recuperación, permiten al participante, recuperarse de su cansancio y fatiga, recobrar su capacidad funcional y el control de su cuerpo.
Aportan herramientas para crear comportamientos para detectar cuando se está cansado o forzando demasiado, cuales son las necesidades del momento y cuál es la mejor organización física para la actividad que se está realizando. Reconocer sus sensaciones corporales y necesidades puede favorecer también, un mejor uso de su espacio de trabajo.
Este aprendizaje aporta recursos para:
- reducir las causas del estrés físico, ejerciendo un control más consciente de sus movimientos y cambiando su auto organización (posición, fuerza, coordinación, apoyos),
- reequilibrar el sistema musculo esquelético, variando sus acciones,
- recuperarse del cansancio, recobrar la fuerza, la perdida de sensación y la propiocepción, aprender a relajarse y a responder de manera diferente a las solicitaciones de su entorno laboral.
Si consideramos la salud como la facultad de movilizar nuestros recursos, podemos desarrollando nuestras habilidades, reducir el dolor. Si desarrollamos nuestras competencias sobre la gestión de nuestros movimientos, podemos cambiar nuestros hábitos.
Como decía el Doctor M. Feldenkrais « un buen uso de sí mismo permite un buen ejercicio de sus facultades ».
La contribución de la Educación gestual preventiva y el Método Feldenkrais™ al desarrollo del bienestar de los colaboradores de la empresa, impacta en la eficacia del gesto, la prevención de las enfermedades músculo-articulares, el potencial, la creatividad, la autonomía.
Preparando el cuerpo a la acción, los trabajadores pueden comprender como mejorar la postura, influir en sus hábitos y desarrollar recursos para su gestión personal y profesional.
Un nuevo enfoque responsable, sobre el conocimiento del cuerpo, más allá del dolor y de los gestos repetitivos, es un factor complementario que enriquece la prevención de los TME.
Susana Ramón©2014
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