Con la llegada
de la Navidad, llegan también las temidas, o ansiadas (según se mire) cenas o comidas de empresa. Tras cuadrar las agendas entre los compañeros del departamento, o sencillamente, ser convocados: llega el día, al que todos asistimos con más o menos ganas, pero al final vamos como todos los años
Son en principio, unos momentos de relax, de concordia… en el que al principio todos evitan hablar de trabajo, pero al final es de lo único que se habla, y quizá no pueda ser de otra manera ya que lo que une a ese grupo de personas es precisamente eso, el trabajo que el resto del año comparte.
Hasta aquí todo normal, pero la agitación de la conversación, los temas de los que se hablan, etc, etc. hacen que muchas veces pidamos una ayudita al alcohol con la falsa creencia de aclarar algunas ideas, o sencillamente porque nos apetece disfrutar de una ocasión que no se repite el resto del año. En definitiva, todo esto, para decir que en estas fechas, las ciudades se llenan de grupos de gente de todo tipo, que han cenado o comido bien, y que además han tomado unas copas de más. Pero lógicamente todas esas personas en algún momento tienen que regresar a sus casas.
¿Han previsto antes como lo van a hacer?. La respuesta debería ser que SI. Más allá de controles de alcoholemia o multas, planificar nuestra vuelta a casa nos puede evitar disgustos, algo que nadie quiere sufrir, y menos en estas fiestas. En estas ocasiones se dan algunas circunstancias, aparte del consumo de alcohol, que pueden agravar el riesgo, como por ejemplo la climatología o el desconocimiento de trayectos, o sencillamente el hecho de que hay personas que únicamente utilizan el coche en circunstancias especiales, y esta es una de ellas.
En estas fechas, extreme la precaución al volante. Téngalo en cuenta y que pase una Feliz Navidad