
Regreso al futuro o… 20 años después.
Ahora que está tan de moda hablar del aniversario de Regreso al futuro, la película de Robert Zemeckis , cuyo protagonista, Marty McFly (Michael J. Fox), viaja al pasado gracias a la máquina que inventa su amigo, el científico “Doc”, no podía encontrar mejor encabezamiento al relato de mi experiencia con la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.
En esta película, Marty puede trasladarse a la época en que sus padres se conocen en el instituto formando parte del relato que escribe la historia y haciendo posible que ellos acaben juntos y su nacimiento tenga lugar años después. Él es responsable de que la historia lleve unos derroteros y las cosas sean como son en la actualidad.
Haciendo un parangón con esta película puedo relatar lo que, para mí, significan estos 20 años de Ley de Prevención de Riesgos Laborales que el próximo 8 de noviembre celebra su aniversario.
Cuando comencé a cursar la especialidad de Medicina del Trabajo, la ley 31/1995 de 8 de noviembre estaba en primaria y el Real Decreto, 39/1997 de 17 de enero del Reglamento de los Servicios de Prevención, era un bebé que había empezado a hablar hacía muy poquito…. La verdad es que en esa época, esta especialidad era una especialidad “rarita” porque se codeaba con temas bastante dispares de lo que se nos había enseñado en la facultad: el derecho y la organización de empresa. Mientras nosotros teníamos que familiarizarnos con cosas como “transposición de directivas marco”, “equipos de trabajo”, “técnicos superiores, medios y básicos”, “mancomunidades” o “recursos preventivos”, y aprender los significados de miles de siglas nuevas : PRL, EPIs, IT, AT, etc. los primeros “valientes” que se habían decantando por la Seguridad y la Salud en el trabajo, empezaban a evangelizar con los dictados de la Prevención de Riesgos Laborales.
Recuerdo muy bien el conocimiento que tenía el ciudadano de a pie de la Ley y, sobre todo, lo que implicaba. Creo que nadie era consciente de la revolución que iba a suponer el inculcar en el imaginario colectivo el concepto de la Seguridad en el entorno laboral. Y si echamos la vista atrás y nos acordamos de cómo estaban las cosas, tenemos que admitir que la situación ha cambiado notablemente. No hace tanto tiempo (finales del siglo pasado), ocurrían cosas como que los dentistas atendían a sus pacientes sin guantes ni mascarillas, las jeringuillas se reutilizaban después de ser esterilizadas y se tiraban a la basura (nada de contenedores amarillos) y estaba permitido fumar… hasta en los hospitales! Ahora todo esto nos parece inimaginable o que pertenece a otra era. Cuando apareció la ley, muchas medidas de prevención ya habían sido puestas en marcha pero nacía un nuevo concepto que ayudaría a que las cosas cambiaran: la cultura preventiva. Y era responsabilidad de aquellos “valientes” el convencer al españolito de a pie de que era posible no perder la salud en el trabajo y hasta no jugarse la vida en determinados puestos. Todos los comienzos son duros, es verdad, pero la sensación de predicar en el desierto y de que nadie es profeta en su tierra, era el pan nuestro de cada día.
Porque la vida da muchas vueltas, durante cierto tiempo no he estado en el “campo de batalla directo” de la vigilancia de la Salud; por eso, al retomar de nuevo la actividad preventiva, he podido ver claramente el cambio que se ha obrado desde aquellos tiempos. Y eso… no es casualidad. Gracias a la labor de los profesionales de la Seguridad y la Salud en el trabajo desde que vio la luz la Ley, se ha hecho posible que realmente la prevención se haya integrado en la cultura de la empresa y en los procedimientos de trabajo; gracias a ellos, los trabajadores enferman menos por su actividad laboral; y, gracias a los que han estado estos años “al pie del cañón”, hemos pasado de hacer campañas para que los trabajadores usaran las EPIs a hablar de psicosociologia en el trabajo, de tratar las lumbalgias como primera causa de absentismo a hablar de motivación como factor esencial para disminuirlo, de Seguridad como una obligación a ser la acepción actual del concepto de Calidad y, de hablar de empresas seguras a hablar de empresas saludables.
Por todo esto, mi experiencia con estos años de vigencia de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales no puede ser otra que positiva y vaya este relato como homenaje a todos los que han trabajado duro para que estemos concienciados de que la Seguridad no es sólo asunto legislativo, la Seguridad es cosa de colaboración y de trabajo en equipo.
¿Se puede hacer más? Pues sí, pero hay que tener en cuenta que estaba todo por hacer y había mucha faena. ¿Que la ley es imperfecta en muchos aspectos? Por supuesto, la ley es humana y por eso lleva inherente el error. Pero todos los agentes implicados en ella, desde los legislativos a los técnicos, se han implicado para que su aplicación fuera lo menos imperfecta posible. Se ha hecho un esfuerzo y yo, después de un tiempo sin contacto directo con la Prevención, puedo ver el cambio muy significativo que existe.
Ahora se abre un horizonte nuevo para el mundo de la Seguridad y la Salud. Gracias a la innovación y a las nuevas formas de organización de empresa, la cultura preventiva puede abarcar campos nuevos como es el de la gestión de su capital humano. Los puestos de trabajo ya no serán seguros sino, también “amables” y, los trabajadores no sólo trabajarán en condiciones seguras sino confortables.
Continúo animando y me uno a que se siga trabajando duro para que el bienestar físico y mental de las personas, se favorezca también en su trabajo. Toda la actividad que hagamos ahora serán los cimientos de la Seguridad y Salud de mañana y así, tal vez, podamos en otros 20 años, viajar igual que lo hizo Marty McFly en la máquina del tiempo de su amigo “Doc”, para ver como el trabajo conjunto ha dado sus frutos.