
Tras 20 años de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (PRL), sin desmerecer los importantes logros alcanzados que se evidencian de diversas formas: notoria reducción de la siniestralidad, toma de conciencia de la necesidad de cumplimiento reglamentario en esta materia y muestra de bastantes empresas excelentes que sí están asumiendo que la prevención es factor de eficiencia y de competitividad, lamentablemente no se ha generado la suficiente cultura preventiva en el país y la mayoría de empresas no han entendido aún el valor estratégico de la PRL. Pero, ¿cómo lograr que tanto esfuerzo de tantos profesionales en este campo llegue a ser fructífero?
Hasta ahora, la PRL en muchas empresas se ha considerado un impuesto revolucionario, y cuando le damos este sentido, nos limitamos pagar ese peaje sin más. No se sabe, ni lo que se está haciendo, ni para qué sirve, simplemente se acatan unas normas de obligado cumplimiento, y se hace, como la propia palabra indica, “cumpli-miento”, es decir, cumplo y miento. Así funciona la PRL en muchas empresas. Pero esto no es lo peor, lo más triste es que los Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales (TPRL) se sienten impotentes ante un trabajo que les resulta desagradecido -cuando debería ser todo lo contrario- al ver que otros compañeros, tanto mandos como trabajadores, no valoran su propia salud y la ponen en riesgo con una facilidad asombrosa. Bueno, siempre bajo el lema de la “producción” es lo primero, sin ser conscientes de lo que esa acción insegura supone para su integridad física, para la empresa (coste del accidente, pérdida de imagen, recargo de prestaciones, paralización de los trabajos…) y para quienes asumen responsabilidades civiles y penales de sus acciones ante otros.
El trabajo del TPRL tiene muchos sin sabores y está siendo poco valorado. Parece que no luce suficiente cuando se hace bien. Es como un trabajo en la sombra que no se reconoce…. Ahora bien, ¡espera a que suceda un accidente!, entonces en un segundo se busca al responsable, y en ese momento, el TPRL que apenas tenía voz en la empresa, resulta ser la máxima autoridad en la que hacer recaer todas las consecuencias de una acción insegura. Eso sí… sin valorar de entrada si se le han facilitado los medios para hacer bien su trabajo o si se han seguido las instrucciones que él mismo hubiera dado. Muchas veces el puesto de TPRL se ve como esa persona a quién responsabilizar o culpar si algo va mal, quedándose la empresa tranquila con ello.
La cuestión es que a muchos compañeros TPRL les cuesta poner en valor su trabajo, conseguir que la PRL se integre en la estrategia empresarial como un elemento esencial para alcanzar los objetivos clave de la organización, entre ellos, mejorar la productividad. Aún se nos hace difícil verlo. Y claro está, si no lo ves, difícilmente lo puedes vender a la dirección. Tal vez falte convicción y argumentos a los TPRL para convertirse en figuras valoradas en la empresa. Simplemente, el presupuesto la partida de PRL suele ir al final de todo, y en muchos casos, incluso esa partida es vista por la empresa como una “bolsa” para imprevistos…En fin, es hora de cambiar estas actitudes ante la PRL, tenemos que ir mucho más allá, tanto por razones éticas, como por razones sociales y económicas; incluso diríamos, por sentido común. Al final, sin empleados no sale el trabajo, pero si estos no están “sanos” y no se sienten implicados, menos aún. Las empresas necesitan profesionales competentes y saludables en el sentido integral de la palabra. La riqueza de las empresas, hoy más que nunca, depende de la salud de sus trabajadores. Demos, de una vez por todas, el espacio que se merece la PRL. Dejemos de ser reactivos, seamos proactivos con la salud, tanto de forma particular -cada persona es responsable de su propia salud- como de forma colectiva y organizacional, promoviendo prácticas generalizadas de promoción de la salud en el trabajo. Las propias prácticas saludables deben acrecentar la satisfacción de quienes las ejerciten y estimular a la organización en el proceso de cambio cultural que sea generador de bienestar y de excelencia.
¿Qué podemos hacer entonces para mejorar y promover la salud en el trabajo? Desde luego cualquier técnico de prevención se subiría al carro para mejorar la eficacia de su trabajo. Bueno, igual no sea del todo cierto. Siempre hay miedos congénitos a los cambios por favorables que se entrevean. Me refiero a que ante más trabajo y mayores exigencias, sin los recursos y apoyos necesarios, se generan incertidumbres, ante las cuales muchas veces se prefiere seguir en la zona de confort. Esta es una de las primeras barreras a las que se enfrenta un TPRL. No diré de hacer nada nuevo y ambicioso porque me lo tendré que comer yo todo. ¿Y si fracaso? Ya tengo suficiente trabajo, de suficiente complejidad, y además estoy sólo. Evidentemente, este planteamiento tiene su lógica, pero es erróneo. Cuanto más entiendan todos de PRL, cuanto más se sensibilice a las personas en la percepción del riesgo, cuánto más se pongan en valor los beneficios de la PRL, cuantos más aliados tengamos, más conscientes seremos de nuestras propias fortalezas para construir nuevos entornos de trabajo más seguros y saludables y por supuesto, más eficientes. El problema es que muchas veces, por premura de tiempo, por falta de conocimientos, por falta de iniciativa, …no se sabe medir y transmitir el coste de la no prevención a la dirección con los beneficios tangibles e intangibles a generar. Si los directivos ven más fácilmente números, hablémosles entonces con números y seamos capaces de formular procesos de cambio graduales y fácilmente asequibles. Cada medida o acción preventiva no implementada lleva asociados costes de diversa índole: ineficiencia y esfuerzos indebidos, insatisfacción personal y situaciones de potenciales daños. Y en su conjunto, falta de motivación, lo que supone un descenso significativo de la productividad, que puede ser incluso superior al 30%.
Todo ello está además muy ligado al riesgo psicosocial, que parece que muchas veces nos olvidamos de él en la mayoría de evaluaciones de riesgos de las empresas. No se entra ahí por miedo a lo que pueda surgir y que no deja de ser una consecuencia de una mala organización del trabajo. Cuando sumamos todo lo anterior, los indicadores de que algo va mal en la empresa se disparan, el más visible para la dirección es el absentismo, pero también están las rotaciones de personal con la pérdida de talento que comporta, el “presentismo” por su altísima inoperancia, de coste aún superior al absentismo, la falta de implicación, el mal clima laboral, las reclamaciones o denuncias a la empresa, los conflictos laborales…Con esto quiero reflejar, que es necesario medir la salud de la empresa. Todo lo que he apuntado, no son más que indicadores de falta de prevención, que además están dispersos en la organización. Nuestro papel es ordenarlos y hacerlos confluir para correlacionarlos y así demostrar que de nuestras actuaciones preventivas se generan beneficios notorios de todo tipo. Es imprescindible hacerlo con método, no solo para diagnosticar la situación, estimular y convencer del proceso de cambio, sino también para desarrollarlo y consolidarlo.
Del latín “praeventio”, prevención es la acción y efecto de prevenir, preparar con antelación lo necesario para un fin, anticiparse a una dificultad, prever un daño…Esto es aplicable a cualquier situación de nuestra vida, de nuestro trabajo, de nuestra sociedad o de nuestro medio ambiente. Se trata de integrar en nuestra cultura un nuevo valor, la prevención! Y esto es cosa de todos, no sólo de los TPRL.
Está claro que los TPRL tienen un papel determinante en esta historia, pero para poder transmitirla y desarrollarla, primero son ellos los que deben asumirlo. Tras años de pérdida de autoconocimiento y autoestima, que la crisis económica ha propiciado, se necesita una nueva visión transformadora de la PRL con nuevos retos a conseguir: implicación, pasión, creatividad, tesón, integridad, locuacidad, empatía…y volver a sentir la profesión como algo que nos haga sentir orgullosos de nuestro trabajo, una misión que llegue a ser valorada por todos.
Pero esta acción tiene que comenzar con uno mismo. Cuando trabajaba como TPRL, les decía a los Recursos Preventivos que ellos eran las personas más importantes de la empresa: Ellos tenían baja autoestima, siempre los habían tratado como el último eslabón en la cadena, ese impuesto revolucionario del que os hablaba antes, que tienen que estar ahí pero que no molesten mucho. Ellos mismos se sentían que eran poca cosa y que su trabajo servía para bien poco. Lo primero es un cambio de actitud, debemos dar valor a lo que hacemos, encontrar un significado, y mi misión como TPRL era hacerles ver que ellos con su trabajo eran capaces de salvar vidas! En esta sociedad pensamos que sólo los médicos salvan vidas, y los tratamos de usted porque los vemos como si tuviesen poderes…admiro a los médicos! Su labor es muy necesaria y excepcional, pero eso no quita que otras personas también puedan salvar la vida de su compañero si realizan su trabajo, no es necesario acudir al médico después de que te entre algo en el ojo porque no llevabas unas gafas de protección…mejor será seguir las normas de seguridad y agradecer a la persona que te recuerda que es por tu bien que te pongas las gafas. De todos modos, para afianzar mejor a estas personas que cumplen con su trabajo, tanto Recursos Preventivos como TPRL volvemos a los datos…y cuando los índices de siniestralidad o incidencia son cero es que las cosas se están haciendo bien. Bueno, es cierto que hay actividades que no tienen elevados riesgos en el trabajo, pero como decía antes, porque nos olvidamos de evaluar los riesgos psicosociales, es decir, las quejas, los conflictos, el mal ambiente… Desde luego, hemos ir mucho más allá de los indicadores de siniestralidad.
También hay que tener en cuenta que en muchas empresas son distintos departamentos los que llevan estos indicadores: Los riesgos psicosociales muchas veces pasan más por RRHH que por PRL, y este es una de las mayores dificultades para ponerles freno. Los departamentos estancos en las empresas y la falta de comunicación entre los mismos, dificulta la toma de decisiones. Y antes que esto, ver de forma global lo que está sucediendo en la empresa. Cada departamento tiene sus datos y unos no saben de los otros. RRHH tiene informes de clima y absentismo, PRL tiene siniestralidad, riesgo psicosocial y está en contacto con los servicios de vigilancia de la salud, Relaciones Laborales tiene las quejas y conflictos, y cada uno, de forma individual, intenta a su manera atajar los problemas, es decir, reaccionan a las cuestiones graves, pero el día a día les absorbe de tal manera que establecer estrategias de promoción de la salud para evitar todo ello no les alcanza el tiempo, y no sólo eso, se necesita de un profesional multidisciplinar para abarcar todas esas disciplinas y dar a la empresa una visión global, no por departamentos, ya que la salud no entiende de departamentos, necesitamos una visión global y holística cuando hablamos de salud, porque hasta aquí no he mencionado las emociones, pero todos conocemos el impacto de las mismas en nuestro bienestar.
Es momento de ir un paso más allá de la prevención convencional, es la hora de una PRL transformadora y medible, es la hora de las alianzas, es la hora de la PROMOCIÓN DE LA SALUD, de integrarla en la estrategia empresarial, y dotar de recursos a las personas que tienen la misión de velar por el bienestar de las personas y de la organización. No se trata sólo de cumplir la ley de PRL, es cuestión de ética, de sentido común, a fin de cuentas, como decía Shopenhauer “La salud no lo es todo, pero sin ella, todo lo demás es nada”.
Prevencionar se reserva el derecho de reproducir o ceder sus contenidos en otros medios, obligándose a citar fuente y autor. Queda expresamente prohibida la reproducción total o parcial de los mismos sin autorización expresa. Prevencionar no se hace responsable de las opiniones expresadas en los artículos y/o entrevistas. Si quieres participar en el apartado artículos y/o entrevistas mandamos un mail a: redaccion@prevencionar.com

¿Te gustaría colabora con Prevencionar?