El estilo de mando en la estructura jerárquica de la empresa es un elemento clave para conseguir el pleno y satisfactorio rendimiento del personal empleado.
Hoy en día los conceptos que triunfan son los de liderazgo y coaching: anglicismo que procede del verbo inglés to coach, «entrenar» que es un método que consiste en acompañar, instruir y entrenar a una persona, o a un grupo de ellas, con el objetivo de cumplir metas o desarrollar habilidades específicas.
Antes de analizar los distintos estilos de dirección y gestión de personas en el ámbito empresarial, es conveniente distinguir una serie de conceptos:
- Mandar (ordenar): es decir a los demás lo que tienen que hacer. El jefe decide qué, quién, cuándo, dónde y cómo hay que hacer el trabajo sin explicar el porqué. Asume toda la responsabilidad y teóricamente sabe más que el personal al que ordena.
- Dirigir: coordinar el trabajo de los demás. El director es un generalista. No sabe más que los demás, los empleados suelen saber más de los detalles y del día a día del trabajo. La responsabilidad es del director pero existen responsabilidades parciales e individuales.
- Liderar: conseguir que cada uno haga lo que tiene que hacer con organización e iniciativa propia, delegando tareas, funciones y responsabilidades. El líder actúa desde dentro del grupo y no desde fuera como hace el que manda y el que dirige. El liderazgo lo da el grupo y no el cargo.
Se pueden distinguir los siguientes estilos básicos de mando:
- Autoritario: Se le manda/ordena a cada trabajador lo que tiene que hacer y cómo lo tiene qué hacer. Limita la iniciativa y la autonomía.
Funciona mejor en tareas establecidas y bien definidas y se obtienen buenos resultados a corto plazo sobre la actividad ya planificada, pero a medio y largo plazo puede desincentivar y desmotivar al trabajador.
Requiere un elevado control y supervisión de los trabajadores y de los trabajos. Suele crearse un elevado distanciamiento entre el mando y los subordinados.
- Consultivo: Se consulta a los trabajadores sobre la mayoría de los aspectos del trabajo, incluso sobre aquellos que directamente no les afectan, siendo no obstante la decisión responsabilidad última del mando.
Se motiva en parte al trabajador al sentirse informado y valorado, y al poder dar su opinión, la cual puede ser tenida en cuenta. Los subordinados se sienten más cercanos al mando y a la empresa.
Es poco eficaz para tomar decisiones que requieran rapidez y/o contundencia.
- Democrático: facilita la participación de los trabajadores en la toma de decisiones.
Su éxito depende en gran medida del grado de colaboración de los trabajadores. Si existe buena actitud y una alta implicación es un método excelente para abordar proyectos específicos pues incentiva al trabajador que se siente participe e influyente en el trabajo.
No obstante, puede generar disputas cuándo haya opiniones o visiones diferentes.
En algunos aspectos el interés de los trabajadores puede no ir en la dirección de los objetivos empresariales.
Se diluyen en gran medida las responsabilidades y, en ocasiones, puede generar desorganización.
Es muy poco eficaz para tomar decisiones que requieran rapidez y/o contundencia.
- Pasivo: la dirección se limita básicamente a dar instrucciones y consignas generales para el desarrollo de los trabajos y la supervisión de los resultados finales.
Se fomenta al máximo la autonomía y flexibilidad del trabajador, lo que a medio y largo plazo genera mayor satisfacción con un mayor rendimiento e implicación. Puede no obstante no ser útil con determinados trabajadores de escasa iniciativa.
Solamente se controlan los resultados no los modos de conseguirlos que dependen del trabajador.
En general ha de decirse que no existe un estilo de mando óptimo para todas las situaciones. El estilo de mando puede variar en función de factores como el tipo de trabajador a dirigir, el objetivo concreto que se quiere alcanzar, el tiempo disponible para tomar decisiones, etc.
Cuando hay que tomar una decisión urgente evidentemente hay que actuar de forma autoritaria, por ejemplo, en una intervención de emergencias el mando que dirige un cuerpo de bomberos ha de tomar decisiones rápidas y dar órdenes claras y contundentes, ha de ser autoritario para que se ejecuten lo más rápidamente posible. Esta claro que en este tipo de situaciones no se puede ser consultivo ni democrático.
Hay decisiones que es conveniente consultar con los trabajadores aún cuándo finalmente la decisión la tome el mando, por ejemplo los modelos de equipos de protección individual.
Las decisiones democráticas pueden ser útiles en algunos trabajos en equipo.
La actitud pasiva puede ser buena con equipos de trabajadores con mucha iniciativa y creatividad, muchas veces a algunos trabajadores se les puede coartar su iniciativa el hecho de estar supervisados y controlados por otra persona.
Independientemente del estilo de mando existen unos factores claves en la dirección de personas en el ámbito empresarial:
- Tener unos objetivos claros, así como los modos y métodos para conseguirlos.
Para organizar y dirigir adecuadamente un grupo de personas es necesario tener claro cuáles son los objetivos que se quieren alcanzar y el modo de conseguir dichos objetivos.
Lo ideal es que los objetivos o metas sean lo más concisos y cuantificables posible a la vez que motivantes y que su consecución suponga una gratificación para el trabajador.
- Conocer a fondo a las personas con las que se trabaja.
No todas las personas somos iguales, ni todos los trabajadores tenemos las mismas motivaciones para el trabajo. Un buen líder necesita conocer las particularidades personales de cada trabajador a su cargo para obtener de él el máximo rendimiento con la máxima satisfacción del propio trabajador. Los factores motivacionales pueden ser muy diferentes para cada trabajador.
Un buen líder no debe tener privilegios ni prebendas injustificados. Evidentemente un puesto de responsabilidad debe ser remunerado adecuadamente y contar con los recursos necesarios para realizar convenientemente sus competencias, pero diferencias injustificadas generan distanciamiento con los empleados produciendo una pérdida de credibilidad y confianza.
Sin duda, la mejor manera de tener credibilidad y confianza es con el ejemplo, un buen líder debe ser el primero que haga lo que exige a sus trabajadores.
- Saber motivar e incentivar a los empleados.
- Una comunicación y trato personal y directo.
Un buen líder ha ganarse la confianza de los trabajadores y sin duda un elemento clave para ello es la comunicación y el trato. Hoy en día la comunicación entre mandos y subordinados debe ir más allá de la impartición de órdenes e instrucciones. El buen líder ha de frecuentar el espacio de trabajo de los subordinados, interesarse por sus problemas y empatizar con las personas a su cargo.
Evitar actitudes de superioridad ante los empleados así como de colegueo. Se puede tener una relación cercana con los empleados pero el jefe debe poderse identificar en todo momento, por sus actos, sus comportamientos, su forma de comunicarse, etc.
Si es posible, saberse el nombre de pila de todos los empleados es una buena forma de generar confianza.
Preocuparse por los aspectos emocionales del trabajador que puedan repercutir directamente en el trabajo (motivaciones laborales, quejas, aspiraciones, compañerismo…). Esto no significa interés por la vida personal y privada del trabajador.
El lenguaje utilizado ha de ser correcto y educado pero a la vez cercano. Es recomendable usar la primera persona del plural: “este asunto lo podemos abordar mejor”; “en la sección de compras debemos estar más concentrados”; “si cometemos estos errores, podemos tener problemas”…
No recriminar nunca a un empleado delante de otros trabajadores. Argumentar siempre las decisiones y las acciones a realizar. No usar argumentos del tipo “esto se hace por que lo digo yo”; “es así y punto”; “yo soy el jefe y hago lo que me da la gana”; “tú a callar y a trabajar”…
Reconocer y recompensar el interés y el trabajo bien hecho. Ante todo ser equitativo en los incentivos, no hay nada que desmotive más que la falta de equidad en las recompensas y en el trato.
- Confiar y delegar
- Fomentar la colaboración y el trabajo en equipo.
- Practicar en su justa medida el sentido del humor y el positivismo.
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