El sonido o ruido ambiental producido por las diferentes actividades humanas se incrementa sin cesar, multiplicándose en las últimas décadas, sin valorar suficientemente las consecuencias inevitables que produce en la salud de los trabajadores y trabajadoras.
La ONU y otras instituciones consideran al ruido como el contaminante más ex- tendido, molesto y que a mayor numero trabajadores afecta. Diferentes estudios sitúan al Estado Español, como el segundo en el ranking mundial de contaminación ruidosa. Curiosamente, a pesar de ello, somos el país con menos Hipoacusias o Sorderas Profesionales declaradas como enfermedad profesional.
El modelo de desarrollo, la industrialización con maquinas y naves industriales ruidosas, el ritmo acelerado de las máquinas, la individualización del transporte con automóviles y motos, la carrera productivista y consumista, la concentración hu- mana en grandes ciudades,…etc. multiplican el ruido, amenazando con volvernos locos, sordos e individualistas, al imposibilitar la comunicación humana.
Los trabajadores y trabajadoras sufrimos en la mayoría de los casos la doble agre- sión de la contaminación ruidosa en el centro de trabajo y en nuestros barrios o cen- tros urbanos, razón por la cual nos sitúa entre los más interesados en reducirlo.
La Hipoacusia o Sordera Profesional, que hace 200 años era una enfermedad poco común, al afectar a artilleros, herreros y algunas profesiones concretas como la de los músicos, hoy sea extendido ampliamente, como observamos en las cifras recogidas en CEPROSS: 551 en 2007; 790 en el 2008; 1415 en 2009 y 1865 en 2010, como resultado de la campaña sindical, por el reconocimiento de las Hipoa- cusias o Sorderas Profesionales. Además, quedan ignoradas otras consecuencias o enfermedades no menos nocivas para la salud de las personas.
Se nos quiere convencer argumentando “Que el ruido es algo inevitable”, como si de factura del progreso se tratara, para ocultar que:
1.El ruido se puede reducir técnicamente, controlando su extensión, tras actuar sobre el o los focos emisores, su aislamiento o minimización.
2. Que la mayoría de los empresarios incumplieron el Decreto 1316/89, que obliga a la protección de los trabajadores/as frente al ruido, es evidente, que continúan ignorando la necesidad de inversiones preventivas tras el Decreto 286/2006 y que los Servicios de Prevención Ajenos contratados por las empresas, no insis- ten a los empresarios en la obligación reducir el ruido al nivel técnicamente más bajo posible, actuando sobre el foco emisor, teniendo en cuenta los avances téc- nicos y los principios de la acción preventiva.
3.Que es posible desarrollar otro modelo de transporte eficaz, colectivo y con menor contaminación acústica.
4. Tampoco podemos ignorar, que los efectos nocivos del ruido, no se limita al oído, como podrás ver en este boletín. Por tanto, no podemos resignarnos con acep- tar ir uniformados con los protectores auditivos, sin otras inversiones reductoras del ruido. Los daños en la salud y calidad de vida, han de ser motivo suficiente para la rebelión, exigiendo medidas preventivas.
Tomar conciencia de la pérdida auditiva producida por el ruido, se convierte en un primer paso, para conseguir reducir la contaminación acústica, dado que acostumbrarse al ruido, es el síntoma de la Sordera Profesional. Incorporar a la acción sindical cotidiana, la respuesta al ruido, que invade nuestras vidas, es fundamental, si no queremos terminar locos, sordos o enfermos.
Fuente: CCOO