Que la comida sea tu alimento y el alimento, tu medi- cina”. Han transcurrido más de dos milenios desde que Hipócrates, considerado padre de la medicina moderna, hiciera célebre esta frase y aún así, en pleno siglo XXI, sigue absolutamente vigente. Porque durante todo este tiempo, la ciencia no ha hecho sino confirmar de forma rotunda la estrecha relación que existe entre alimentación y salud, entre salud y alimentación. Tanto si hablamos de personas, como de sociedades. Los estudios epidemiológicos así lo acreditan, y la propia Organización Mundial de la Salud subraya que, actualmente, de los diez riesgos de mayor perjuicio para la salud en el mundo, seis están directamente relacionados con
la alimentación. La Agenda 2030 de Naciones Unidas menciona también la importancia de una alimentación sana y nutritiva y establece, en sus Objetivos 2 y 3, la necesidad de trabajar, no solo para poner fin al hambre, sino también para lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición, garantizar una vida sana y promover el bienestar de todas las personas.
Comer es, por tanto, no solo una necesidad fisiológica imperativa para sobrevivir, sino también un importantísimo determinante del estado de salud y la calidad de vida de las personas. Y cuando hablamos de salud está aceptado que para un 30% de los casos de cáncer, dia- betes, enfermedad isquémica del corazón y de obesidad por supuesto, determinadas conductas alimentarias pueden suponer una protección o un factor de riesgo.
Además, claro está, el comer es un aspecto fundamental de nuestra cultura. Gracias a nuestra ubicación y climatología, y, por supuesto, a un sector primario activo y comprometido como el nuestro, disponemos de abundantes y variados productos de enorme calidad que el mar y la tierra nos brindan. La gastronomía se ha convertido en uno de los grandes atractivos de nuestro país, tanto para las personas que vivimos aquí como para quienes nos visitan. De hecho, las empresas de alimentación y los establecimientos de hostelería constituyen un sector relevante de nuestra economía. Y no deberíamos olvidar la existencia en nuestra sociedad
Que la comida sea tu alimento y el alimento tu medicina
HIPÓCRATES
de nuevas tendencias y estilos de vida, que condicionan cada vez más la forma en que nos alimentamos, ni el auge de la agricultura ecológica, la mayor diversidad de dietas, el continuo aumento en la cantidad de perso- nas de todas las edades que come fuera de casa, o la abundancia de todo tipo de productos elaborados y complementos en el mercado, por citar tan solo algunos ejemplos.
En ese contexto, el Departamento de Salud y el Gobierno Vasco en su conjunto, conscientes del estrecho vínculo entre alimentación y salud, han impulsado la elaboración de este programa de Iniciativas para una Alimentación Saludable, para desarrollar las acciones y objetivos que se enmarcan en el Plan de Salud, asumiendo la Estrategia de Salud en Todas las Políticas como marco general de actuación mediante el compromiso de todos los agentes sociales e institucionales. Una iniciativa con la que pretendemos profundizar de manera sustancial en el compromiso activo de los múltiples agentes que intervienen en este ámbito y, por supuesto, de la propia sociedad vasca, cada vez más implicada en todo aquello que concierne a su salud, bienestar y calidad de vida.
Así, en esta guía, hemos querido identificar espacios de trabajo claros y asumibles en ámbitos como la produc- ción, distribución, gestión, consumo y concienciación, áreas en las que proponemos objetivos y actuaciones que contribuyan a que todas y todos -cada cual en la medida de sus posibilidades y en función del grado de responsabilidad que le corresponda- seamos capaces de impulsar y enraizar unos hábitos alimenticios más sanos y saludables. Ése es nuestro objetivo y espero que el documento que tiene entre sus manos contribuya a alcanzarlo.
