Hacer evolucionar una cultura de seguridad requiere, antes que nada, un diagnóstico preciso de la situación. ¿Qué evaluación debemos llevar a cabo, en qué condiciones?
Una empresa puede plantearse preguntas sobre su cultura de seguridad tras un accidente grave o una serie de incidentes, con ocasión de importantes cambios demográficos, tecnológicos u organizativos… Pero antes de hacerlo es necesario saber de dónde se parte y, por tanto, evaluar la cultura de seguridad existente.
CUESTIONAR LAS MANERAS DE HACER Y DE PENSAR
La cultura de seguridad combina las maneras de hacer y las maneras de pensar, y sus capas menos visibles son las que más influyen en el comportamiento de los actores.
Es ilusorio creer que una medida simple y rápida puede dar cuenta del mismo. Evaluar -o describir- una cultura de seguridad es entender cómo la cultura de la organización influye positiva o negativamente en las intervenciones en materia de seguridad.
Un diagnóstico constituye una fotografía de la percepción que quienes viven en el seno de la organización tienen sobre las cuestiones de seguridad y de la forma en que se vive e integra la seguridad en las prácticas cotidianas, desde la dirección a los operadores del terreno.
El diagnóstico debe permitir:
• visibilizar lo que se piensa: afecta a las creencias, percepciones y convicciones.
• saber qué se hace, explicitando las prácticas y comportamientos de seguridad, las dificultades encontradas, las desviaciones con respecto a lo prescrito.
• indagar en la coherencia y la correspondencia entre lo que se piensa y lo que se hace. Pero, atención, la dirección de la empresa no debe emprender la evaluación de su cultura de seguridad si no está dispuesta a:
• implicar en la misma a los demás actores implicados: cargos de gestión, representantes del personal, equipos de terreno, departamentos de apoyo, empresas externas y, en ocasiones, comunidades locales o colectividades territoriales…
• escuchar, compartir y debatir noticias que pueden ser malas,
• extraer del diagnóstico las conclusiones necesarias en términos de acción.
DIFUNDIR EL DIAGNÓSTICO Y SUS RESULTADOS
La elaboración de un diagnóstico es una construcción con los actores, alimentada por varios tipos de métodos que se complementan: análisis de documentos internos (protocolos, SMS, accidentalidad…), encuestas a través de cuestionarios, entrevistas cualitativas individuales y/o colectivas e inmersión en el terreno para observar las situaciones de trabajo y las intervenciones que se realizan en el día a día.
El resultado del diagnóstico no es una medida objetiva que pueda imponerse a todos como verdad absoluta. Es un objeto intermedio que debe comunicarse a los actores implicados, someterse a debate, precisarse y corregirse.
Demasiadas empresas se conforman con un diagnóstico de cultura de seguridad sin iniciar a continuación actuaciones a la altura del mismo. Esta postura es contraproducente, pues la realización del diagnóstico genera expectativas en el personal, que puede sentirse engañado por la ausencia de consecuencias.
Ejemplos de problemáticas suscitadas durante un diagnóstico
• ¿En qué medida es la prevención de los riesgos más graves una prioridad compartida por todos?
• ¿Qué coherencia se percibe entre los discursos y los actos?
• ¿Cuáles son las diferencias entre la concepción del estado actual de la seguridad en los distintos actores?
• ¿Tienen en cuenta el diseño técnico, el del sistema de gestión de seguridad y de los protocolos las actividades reales y las restricciones del funcionamiento cotidiano?
• ¿Cómo garantizan las prácticas profesionales un buen nivel de seguridad? ¿A qué coste personal para los agentes?
• ¿Cómo articula la organización seguridad reglada y seguridad gestionada?
• ¿Cuál es el liderazgo de la dirección en materia de seguridad?
¿Cuál es su presencia sobre el terreno?
• ¿Cuál es la calidad de los procesos de transmisión de información (REX), de tratamiento y seguimiento? ¿Se perciben signos de «silencio organizativo» debido, por ejemplo, al uso indiscriminado de sanciones o a la ausencia de reconocimiento?
• ¿Es flexible la organización para adaptarse a acontecimientos imprevistos?
• ¿En qué medida favorece la política industrial la contribución de las empresas prestatarias al REX, y, de forma más general, a la prevención de riesgos?
PUNTOS CLAVE
El diagnóstico es un punto de partida indispensable para toda organización que pretenda hacer evolucionar su cultura de seguridad. Se centra tanto en las prácticas de las diferentes categorías de actores como sobre sus percepciones sobre la gestión de la seguridad. Cuanto más se difunda este diagnóstico entre todas las partes implicadas, mayores serán las posibilidades de movilizarlas posteriormente.
El diagnóstico no constituye un objetivo en sí mismo. Es preferible no iniciar este tipo de proceso si la organización no está preparada para afrontar y tratar colectivamente los problemas (a menudo profundos) que revele el diagnóstico.
Fuente: ICSI