
El éxito de una evaluación de riesgos depende en gran medida de cómo se realice su planificación. Una recogida rigurosa de datos, una selección del método de evaluación más adecuado y un establecimiento de prioridades de actuación durante la misma son claves para la protección de los trabajadores. Esto no siempre es fácil de conseguir, por eso, la jerarquización permite clasificar los agentes químicos peligrosos y determinar los grupos de exposición homogénea que necesitan una evaluación prioritaria y minuciosa. Esta etapa permite aplazar o diferir el examen de los agentes químicos con bajo riesgo potencial. Para ello, se utiliza la información sobre la peligrosidad del agente químico y sobre la exposición al mismo. Llevando a cabo esta etapa previa se pueden seleccionar unos pocos agentes químicos del inventario realizado en la empresa y centrar en ellos los recursos y los esfuerzos de la evaluación posterior por ser los que necesitan una actuación prioritaria.
El primer paso de toda evaluación del riesgo químico es la recopilación de la información disponible sobre los agentes químicos presentes en el lugar de trabajo y que pueden suponer un riesgo para la seguridad y salud de los trabajadores. El inventario de productos químicos que resulte de esta etapa inicial puede ser extenso, motivo que hace que el higienista pueda tener problemas a la hora de explotar los resultados y tomar una decisión sobre cuáles deben ser los pasos a seguir para completar la evaluación del riesgo que se esté llevando a cabo.
Cuando esto sucede es útil realizar una etapa de cribado o de jerarquización de riesgos en donde se establezcan prioridades de actuación para el proceso de evaluación posterior. El objetivo de la misma es detectar los riesgos que deben abordarse de forma prioritaria, es decir, los de mayor riesgo o para los que existen medidas sencillas, etc. y definir un plan de acción. Los métodos cualitativos son herramientas que pueden ser de gran utilidad para conseguir este objetivo y su apli- cación en este tipo de situaciones con exposición a una gran variedad de agentes químicos puede ayudar en la planificación.
La jerarquización es una etapa opcional en la que no siempre es necesario emplear una metodología cuali- tativa para llevarla a cabo. No obstante, se recomienda su aplicación cuando el número de agentes químicos presentes en los lugares de trabajo es elevado y cuando el higienista industrial carece de la experiencia necesaria para priorizar sin recurrir a una metodología determinada.
El Institut National de Recherche et de Sécurité (INRS) ha desarrollado métodos para la jerarquización del riesgo para la salud, de incendio y explosión y para el medioam- biente. Estos métodos sirven para dar prioridad a productos químicos o talleres en base a su riesgo químico potencial, es decir, sin tener en cuenta las medidas de control disponibles. Esta etapa de selección no debe consumir muchos recursos, por ello, el riesgo químico potencial se calcula en base a pocas variables de fácil obtención. El procedimiento y las variables consideradas son dife- rentes en función del tipo de riesgo del que se trate, así, la jerarquización de riesgos para la salud, objeto de esta NTP, se hace con tres variables: peligro, cantidad relativa y frecuencia de utilización.
El método del INRS propone realizar después de la jerarquización, una etapa de evaluación cualitativa del riesgo por inhalación y del riesgo cutáneo que no se tra- tan en esta NTP.