
Cada año cuando llega el verano, parece que olvidamos que es una estación cálida, soleada y a veces sofocante. Y aparecen los mismos comentarios, “este verano es peor que el anterior, ¡este clima es abrasador!”.
Puede ser que no estemos tan equivocados. La Organización Mundial de la Salud (OMS) en el Atlas del Clima y la Salud, que publicó juntamente con la Organización Meteorológica Mundial (OMM) declara que “Olas de calor que normalmente se registraban solo una vez cada 20 años podrían sucederse como promedio cada dos a cinco años a mediados de este siglo”.
La explicación radica en el cambio climático, pues resulta que paralelamente al calentamiento global que sufre el mundo, aumentan los peligros para la salud humana. Este Atlas del Clima y la Salud ilustra algunos de los problemas más acuciantes que ello plantea, entre los cuales están la olas de calor.
Al mismo tiempo, el número de personas mayores que viven en ciudades (uno de los grupos más vulnerables a los golpes de calor) se casi cuadruplicará a nivel mundial. La cooperación entre los servicios climáticos y los servicios de salud puede activar medidas orientadas a proteger mejor a la población durante los fenómenos meteorológicos extremos.
