
El calzado de seguridad protege los pies del trabajador de multitud de riesgos, por eso es tan importante escoger un zapato que se adapte perfectamente a nuestras necesidades. El calzado deberá cumplir con la normativa y unas exigencias mínimas para que éstos aporten la protección necesaria.
A la hora de escoger el modelo más adecuado tendremos en cuenta el género del trabajador, es decir, si el calzado es para una mujer o para un hombre. También existen diferentes tipos de calzados (zapatos, botas, botas de caña baja), por lo que debemos escoger el que mejor se adapte a nuestras necesidades. Para una buena protección, es fundamental saber qué características y tipos de resistencia necesitaremos en nuestro calzado: la zona del talón cerrada, propiedades antiestáticas, absorción de energía en la zona del tacón, suela resistente a los hidrocarburos, resistencia a la penetración y absorción de agua en la zona superior, resistencia a la perforación de la suela, suela con resaltas, etc.
Una vez hayamos elegido el modelo, deberemos elegir la talla correcta, ya que de ello dependerá el bienestar de nuestros pies, evitará que nos duelan durante nuestra jornada laboral y prevendrá posibles problemas físicos como juanetes, pies hinchados, ampollas, callos, heridas, etc.
La elección de la plantilla es otro aspecto fundamental para tener en cuenta, y dependerá de la forma del arco del pie del trabajador. Las plantillas proporcionan un mejor apoyo para el pie y una mayor comodidad para el trabajador. Una buena plantilla debe tener una buena transpirabilidad y mantener los pies secos. También es importante que tengan un revestimiento antiolor que prevenga la proliferación de microorganismos responsables de malos olores y micosis.
Elegir el calzado que mejor se adapte a nuestras necesidades mejora nuestro rendimiento, reduce la fatiga y aumenta nuestra concentración mientras trabajamos, evitando así posibles accidentes laborales.
