Tener obesidad es un factor de riesgo para el desarrollo de la diabetes, así como también lo es la privación del sueño.
Según un estudio publicado en la revista The Lancet en 2016, el 13% de la población mundial tiene sobrepeso, lo que equivale a 641 millones de personas en todo el mundo. En España, el 25% de la población tiene problemas de peso, de acuerdo a un análisis del Imperial College de Londres y la Organización Mundial de la Salud.
La obesidad y la diabetes son enfermedades que año tras año generan un mayor gasto económico a los sistemas públicos de salud. Datos de la Federación Internacional de la Diabetes remarcan que el 12% del gasto en atención sanitaria en 2015 se debió a la diabetes, una enfermedad que ya afecta a 415 millones de personas y que más de 640 millones tendrán en 2040, en la mayoría de los casos diabetes tipo 2.
Obesidad y sueño
Tener obesidad es un factor de riesgo para el desarrollo de la diabetes, así como también lo es la privación del sueño. Cuando las personas tienen problemas frecuentes para dormir normalmente se producen dos situaciones:
- Somnolencia diurna
- Aumento del apetito fuera de horas
La falta de sueño, que según los expertos equivale a dormir menos de seis horas, provoca somnolencia que se alarga durante todo el día. En personas obesas, el nivel de fatiga aumenta, lo que supone que estén menos motivadas para continuar con su plan de entrenamiento diario y dejen de lado uno de los recursos más eficaces para perder peso.
Por otro lado, la privación del sueño influye en el apetito. Al no conciliar el sueño, se tiende a comer y a beber fuera de horas (a veces alimentos hipercalóricos y bebidas azucaradas). Por tanto, al sentirse fatigados, estas personas querrán comer más para tener más energía, lo que no facilita un mejor sueño ni ayuda a bajar de peso.
Entre varios estudios que confirman la relación entre obesidad, diabetes y sueño, la Universidad de Chicago llevó a cabo un estudio en 11 jóvenes adultos para comprobarlo. El análisis consistió en que estos chicos durmieran tan solo cuatro horas durante seis noches seguidas. Los investigadores concluyeron que la capacidad de generar glucosa en sangre de cada uno de ellos disminuyó y, en algunos casos, lo hizo a niveles de personas diabéticas.
Tratamiento
Según dos especialistas del sueño norteamericanos, Margaret Moline y Lauren Broch, a veces la mejor manera de tratar la obesidad es empezar por tratar un problema subyacente de sueño. “Un tratamiento con terapia PAP en casos de apnea del sueño puede reducir la somnolencia y motivar a los pacientes a perder peso”. Según la Sleep Foundation, una pérdida de peso del 10% puede derivar en una mejora clínica sustancial de la severidad de la apnea del sueño.
Pero la terapia PAP es solo el inicio para reducir los problemas de peso. Esta debe ir acompañada de una dieta equilibrada, hacer ejercicio constante y tener una rutina del sueño. En el caso de las personas diabéticas, mantener el nivel de glucosa en sangre bajo control hará que el sueño sea de calidad y se levanten por la mañana con más energía.