
Entendemos por postura forzada aquella en la que los ángulos de posición se desvían significativamente de los denominados “ángulos de confort” o “ángulos de referencia”. Cuando se adopta una postura estática y se mantiene durante un cierto tiempo, la contracción continua del músculo puede dar lugar a fatiga muscular, y a más largo plazo, a síndromes de compresión nerviosa, y a alteraciones de la columna vertebral, que a la larga se traducen en deformaciones permanentes como cifosis, lordosis o escoliosis. Esto se agrava cuando la postura va asociada a la manipulación de cargas, por ser una de las posturas que más alteraciones de disco producen.
Los métodos para evaluar el riesgo de posturas forzadas en el trabajo, se basan fundamentalmente en la observación y son aplicables a personas sanas, y con unas características antropométricas determinadas. En todos ellos resulta de gran importancia hacer un estudio previo al objeto de seleccionar adecuadamente las tareas a evaluar, así como las posibles subtareas (si fuera necesario), y establecer los periodos de tiempo representativos, en cada caso.
