Muchas personas manifiestan sentirse estresadas. El término estrés se ha hecho tan popular que todos nos referimos a él cuando estamos sometidos a una gran presión en el ámbito laboral, familiar o en las relaciones con otras personas. Frases como “tengo mucho estrés en el trabajo” o “esta persona me estresa” son habituales y hacen referencia a una sensación de tensión y malestar. De hecho, el Diccionario de la Real Academia Española define el estrés como: “la tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves”.
¿Pero qué es el estrés?
La palabra estrés, versión castellana del vocablo inglés “stress”, procede del verbo “stringere”, cuyo significado es “provocar tensión o deformación en un cuerpo”. Utilizada en el campo de la física para describir la carga que pueden soportar las estructuras, a mediados del siglo pasado, el médico húngaro Hans Selye empleó este término para referirse a la capacidad de las personas para adaptarse a las consecuencias de su enfermedad, ya que observó que, con independencia de la dolencia de cada paciente, existían una serie de síntomas comunes en todos. Al principio utilizó la expresión “Síndrome General de Estar Enfermo”, que luego reemplazó por “Síndrome General de Adaptación”, para finalmente usar la palabra “estrés”, aplicándola a muchas otras situaciones.
