
El ruido es un contaminante físico que puede tener efectos negativos sobre el oído, determinadas funciones fisiológicas, o el comportamiento del individuo. Las alteraciones auditivas pueden ser temporales (fatiga auditiva) o permanentes (hipoacusia o sordera) y dependen de factores como: la intensidad, la frecuencia y el tiempo de exposición al ruido. De ahí la importancia de evitar o, si esto no fuera posible, minimizar la exposición a ruido.
Según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud, alrededor de 466 millones de personas en el mundo padecen pérdida de audición discapacitante, y se estima que en 2050 la cifra aumente hasta los 900 millones. Además, la OMS asegura que la pérdida de audición por la exposición al ruido en el trabajo es actualmente el riesgo profesional objeto de más indemnizaciones, por ello la prevención y unas buenas prácticas son las medidas más efectivas.
Hoy en nuestro blog hablamos de las medidas preventivas a tener en cuenta y de los factores que pueden influir en el desarrollo de una lesión auditiva en el trabajo.