Existe un amplio consenso respecto a los pasos que deben darse en un método de evaluación de riesgos psicosociales. Aunque cada método de evaluación de riesgos psicosociales puede enfatizar más algunos pasos que otros, todos ellos deben proveer una respuesta concreta acerca de cómo deben ser abordados. Estos pasos están descritos en diversas publicaciones (p.e., Oncins, 1997; Nogareda y Almodóvar, 2006). Basándonos en esta aproximación los pasos básicos pueden resumirse en los siguientes:
1.- Establecer la necesidad de evaluar, bien por: tratarse de una evaluación de riesgos inicial o una evaluación periódica regular, o bien como resultado de cambios o indicios específicos que requieren la realización de una nueva evaluación: Presencia de anomalías o disfunciones como número elevado de quejas, absentismo elevado, baja productividad, indicios de acoso, bajas de origen psicosocial, valoración de los efectos de un conjunto de medidas preventivas después de que éstas fueran planificadas como consecuencia de una evaluación de riesgos anteriores y llevadas a cabo durante un periodo suficiente, siempre que haya cambios en la empresa que aconsejen una nueva evaluación; por ejemplo, cambios importantes en la composición de la plantilla, redefinición de puestos, cambios importantes en los métodos de trabajo y remuneración, etc. (Meliá, 2006a).
2.- Diseño del estudio. El diseño del estudio se refiere a la estructura del mismo en términos de las evaluaciones (y en su caso intervenciones) que pueda requerir, las variables o factores a medir, los trabajadores a evaluar, los niveles de recogida de datos y de análisis a considerar… En este punto ha de tenerse en cuenta también los costos implicados y los recursos disponibles para efectuar el estudio. El diseño del estudio abarca todas las facetas necesarias para la planificación del mismo (p.e., Lehman, 1991).
a) Para un adecuado diseño del estudio es imprescindible disponer de información suficiente sobre la estructura de la empresa, número de trabajadores, problemática relevante detectada hasta el momento, estudios previos y recursos de la empresa para abordar el estudio. Para recabar esta información, el responsable del estudio ha de acceder a esta información lo que puede suponer el estudio de los informes o documentación previa así como mantener contactos formales o informales con directivos de la empresa, con el servicio de prevención y con los trabajadores y/o sus representantes y analizar la información proveniente de los mismos. En función de esta información se pueden establecer los aspectos siguientes.
b) Determinación de los colectivos a analizar. Debe tenerse en cuenta la estructura de la empresa en términos de departamentos, ubicaciones separadas, unidades o subunidades, turnos y puestos. Generalmente un estudio inicial o un estudio periódico requieren analizar toda la empresa, aunque, especialmente en empresas de cierto tamaño, no necesariamente debe hacerse todo el estudio a la vez. Los estudios que son resultados de cambios específicos pueden ser también generales o afectar a las partes de la empresa para los que son relevantes.
c) Determinación de las técnicas a utilizar. Un método de evaluación de riesgos psicosociales puede aplicar diversas técnicas cualitativas y cuantitativas para obtener la información necesaria. En función de la profundidad y complejidad del estudio se puede optar por utilizar básicamente: cuestionarios (los cuestionarios pueden suponer una técnica exclusivamente cuantitativa o cuantitativa más cualitativa), check-lists, análisis de registros anteriores (p.e., partes de notificación de accidentes, análisis de incidentes críticos…), entrevistas, dinámicas de grupo, y observación del comportamiento.
Cuando el tamaño de la empresa lo permita, en términos de número de empleados, los cuestionarios con abordaje cuantitativo son metodologías que se consideran imprescindibles y de gran utilidad debido a que permite evaluar la fiabilidad y la validez y muestrear adecuadamente, lo que implica representatividad de los resultados y control del error muestral.
d) Determinación de la muestra. En las metodologías cuantitativas (es decir, las que utilizan instrumentos como los cuestionaris) en empresas pequeñas y medianas debe aplicarse el instrumento o instrumentos a todos los trabajadores. A partir de cierto tamaño de empresa puede resultar recomendable por razones prácticas y por razones de calidad de los datos, aplicar técnicas de muestreo y determinar los tamaños de muestra de cada colectivo a analizar mediante las fórmulas estadísticas apropiadas para el grado de error muestral técnicamente adecuado. La determinación del tamaño de la muestra, en su caso, es una cuestión técnica (p.e., Thompson, 1992). En las metodologías cualitativas (p.e., entrevistas) debe determinarse la elección de las personas que participaran. En empresas de cierto tamaño hay que establecer la selección de personas que participaran atendiendo a criterios de representatividad e interés para el estudio. Como anteriormente hemos descrito, el Reglamento de los Servicios de Prevención indica que debemos recoger información para evaluar y adoptar medidas preventivas. Para la recogida de esta información no es necesario consultar a todos los trabajadores, pero sí será necesario establecer los medios o técnicas más adecuados para tener la máxima información posible sobre las condiciones psicosociales de trabajo o los factores de riesgo psicosocial (p.e., Henry, 1990).
e) Determinación de los factores psicosociales a analizar. Cuando se aplica un método de primer nivel, es decir que permite una aproximación global a los factores o dimensiones —generalmente un número limitado—, suelen ser los mismos para todas los puestos o departamentos, y si el método es genérico también serán los mismos para diferentes organizaciones. En los métodos de primer nivel los factores son los mismos para todos los puestos de las empresas de cierto sector. En los métodos que ofrecen una evaluación de segundo nivel y específica, es necesario determinar qué factores conviene analizar de cada tipo de puesto teniendo en cuenta las características de la tarea, del puesto y las características de la organización.
f) Adaptación de instrumentos. En los métodos de segundo nivel y específicos los cuestionarios e instrumentos pueden adaptarse de forma ajustada a las necesidades de la organización, a sus características intrínsecas y culturales.
g) Formulación de hipótesis. La mayoría de estudios de evaluación de riesgos psicosociales pretenden obtener resultados descriptivos y valorativos que han de ayudar a adoptar decisiones y a planificar en su caso la acción preventiva, pero no requieren específicamente desarrollar hipótesis. En algunos estudios en profundidad, especialmente con métodos de segundo nivel y específicos, pueden formularse hipótesis, esencialmente acerca de la relación entre variables. Por ejemplo, en ciertos puestos se podría plantear una hipótesis como «la falta de autonomía en el trabajo dificulta la motivación de los trabajadores por su trabajo». El ejemplo es de la NTP 450 (Oncins, 1997). Obsérvese que una hipótesis como ésta implica disponer de: medidas fiables y válidas de autonomía en el trabajo y motivación de los trabajadores, una muestra adecuada de los trabajadores de ese puesto, y una metodología estadística de contraste de hipótesis adecuada. La mayoría de métodos dirigidos a la evaluación de riesgos psicosociales, atendiendo a sus objetivos básicos, no prevén este tipo de análisis estadístico más sofisticado y específico que requiere la aplicación de pruebas estadísticas, generalmente vinculadas al ámbito de la Psicología, por lo que se requiere la participación de personal especializado en ese campo.
h) Planificación del análisis estadístico de los datos. Para todos los datos cuantitativos de cada factor o dimensión un método de evaluación de riesgos psicosociales debe establecer y documentar: el método de corrección, es decir, cómo se convierten las respuestas en puntuaciones, el método de obtención de totales de los factores o dimensiones, es decir, cómo se pasa de las puntuaciones de cada ítem a las del factor o dimensión, y por último, cómo se analizan e interpretan esos totales. Este punto implica diversos aspectos: qué análisis estadísticos se ofrecen de cada total (p.e., medias, desviaciones típicas, medianas…), qué puntuaciones normativas, en su caso, se calculan u obtienen (p.e., puntuaciones típicas, percentiles, con qué puntuaciones normativas o baremos, en su caso, se comparan y las reglas de elección e interpretación de baremos. En la mayoría de los procesos de evaluación de riesgos psicosociales todo este proceso de planificación de análisis estadístico de los datos es inherente al método y no es necesario que los técnicos implicados lo desarrollen explícitamente. Generalmente en estudios de segundo nivel más sofisticados además es posible establecer el plan de análisis estadístico requerido conforme a las hipótesis que se hayan elaborado.
i) Planificación del trabajo de campo. Una cuestión importante es que los métodos provean guía sobre cómo aplicar los instrumentos, de qué modo y bajo qué circunstancias. El trabajo de campo, fase en que se recogen los datos, debe planificarse bajo dos premisas ambas igualmente irrenunciables: que sea práctico y viable, y que sea correcto y riguroso. Debemos resaltar que si se aplican métodos cualitativos es necesaria una especial cualificación del técnico implicado y una adecuada planificación.
3.- Trabajo de campo. Es la fase de recogida de información mediante las metodologías establecidas en la fase anterior y según la planificación establecida. Es una fase muy importante pues aunque la planificación sea del todo correcta una inadecuada ejecución dará lugar a datos inadecuados que ofrecerán una imagen falseada de la situación. Los métodos de evaluación de riesgos psicosociales deben proveer guía sobre cómo llevar a delante está fase de un modo práctico y a la vez correcto. Señalar, una vez más, la importancia de garantizar el anonimato y la confidencialidad en el proceso de recogida de la información de cara a evitar posibles sesgos y obtener una visión lo más cercana posible a la realidad. En el caso, por ejemplo, de la recogida de información mediante cuestionarios, ésta puede ser con métodos tradicionales de lápiz y papel, o via on line.
4.- Análisis de los resultados y elaboración de informes. Los datos obtenidos en la fase anterior han de ser analizados. Los datos de naturaleza cuantitativa y frecuentemente los de naturaleza cualitativa han de ser alimentados al software de análisis oportuno, que varía según los métodos. En algunos métodos los datos cuantitativos se recogen ya mediante ordenador (on line, por ejemplo) con lo que su incorporación al análisis es inmediata. En otros los cuestionarios son trasladados al ordenador. En todos los casos los datos serán sometidos a los análisis estadísticos según las previsiones del método de evaluación de riesgos psicosociales que se esté utilizando. La interpretación de los datos y la elaboración de informes es una parte especialmente sensible. Debe recordarse que el objetivo final es proveer la información que permita decidir qué acciones de prevención, si corresponde, deben adoptarse.
5.- Elaboración de un programa de intervención, puesta en marcha del programa y su seguimiento y control. La evaluación de los riesgos por sí misma no tendría sentido si no fuera un paso más del proceso general de la gestión de la prevención. Por ello, una vez que se ha realizado y a partir de la información obtenida a partir del análisis de los datos, deberá establecerse un plan de actuación encaminado a mejorar aquellas condiciones de trabajo que pueden ser fuente de riesgo. El seguimiento y control supone la evaluación periódica de los riesgos psicosociales. Caso de no alcanzarse los resultados esperados, habría que reevaluar la situación y plantear medidas alternativas para la corrección de los riesgos psicosociales detectados y tratados en la evaluación-intervención previas.
No siempre es necesario introducir cambios mediante una intervención y, por supuesto, estos cambios en caso de requerirse pueden ser más o menos locales o generales, más o menos sencillos o complejos. Un método de evaluación de riesgos psicosociales debe ligar en su informe final los resultados obtenidos con las propuestas de intervención oportunas, si alguna es necesaria y recomendable. La relación entre unos ciertos resultados, por defecto o por exceso, o una cierta configuración de resultados y una propuesta o propuestas de intervención es una cuestión de validez, es decir, debe basarse en la investigación previa.
Por último, es preciso recordar que si la participación de los trabajadores constituye una aportación fundamental en todos los ámbitos de la prevención en la empresa, lo es tanto o más en el proceso de evaluación, y más específicamente en el proceso de evaluación de riesgos psicosociales.
Autores: Meliá, J.L., Nogareda, C., Lahera, M., Duro, A., Peiró, J.M., Salanova, M., y Gracia, D. (2006). Principios comunes para la evaluación de riesgos psicosociales en la empresa. En Meliá, J.L., Nogareda, C., Lahera, M., Duro, A., Peiró, J.M., Pou, R., Salanova, M., Gracia, D., de Bona, J.M., Bajo, J.C. y Martínez-Losa, F. : Perspectivas de Intervención en Riesgos Psicosociales. Evaluación de Riesgos. Barcelona: Foment del Treball Nacional. Pags. 13-36.