
Quizá no lo sepas, pero el asco que te provoca tu vida laboral y el hastío que sientes por tu trabajo puede llegar a convertirse en un factor de impulso que te ayude a comenzar de nuevo, y de forma muy eficaz. La queja amarga y persistente por el jefe que a uno le ha tocado en suerte, o por el trabajo al que, cada vez más, nos cuesta acudir todos los lunes, ya no es eficaz ni operativa. Y ni siquiera es justa, si atendemos a las últimas estadísticas sobre desempleo. Pero es cierto que, a pesar de la dificultad del mercado laboral, dar gracias por el hecho de tener trabajo se puede transformar con el paso del tiempo en una sensación de asco, aburrimiento y cierta depresión. Cuando el entorno hace imposible trabajar en lo que hacías, la alternativa es cambiar totalmente. Si eres de los que piensa que es responsabilidad de tu compañía hacerte feliz, debes tener en cuenta que tu empresa tiene la obligación de facilitar los medios para que puedas poner en marcha todo tu potencial. Pero la felicidad en el trabajo es algo relativo, y no depende de la organización. No es la empresa la que debe buscar la felicidad de los empleados. Ésta es una tarea de cada profesional, que ha de trasladarla al entorno de trabajo.
Imagen CC por Martyn