
Salvador es Socio-Director en i+3 consultores. Experto en cultura preventiva y gestión de seguridad y salud en el trabajo, es Técnico Superior de PRL, Máster en Dirección y Administración de Empresas por el Instituto Internacional San Telmo y Licenciado en Ciencias Químicas. Autor del blog www.imastres.es/blog. Periódicamente Salvador publicará en Prevencionar artículos sobre diversos aspectos relacionados con la cultura preventiva, además de actuar como moderador del apartado de cultura preventiva de nuestro foro.
En las últimas semanas me he visto inmerso en varias conversaciones cuyo tema era la innovación y la prevención. Me llamó la atención que las conversaciones giraban en torno a la aplicación de tecnología a la prevención y muy en concreto en la aplicación de la tecnología para el control del comportamiento de los trabajadores.
Me surgen dos vías de reflexión:
1. ¿La innovación es solo la generación y/o aplicación de tecnología?
Está claro que no. En el manual de Oslo “se entiende por innovación la concepción e implantación de cambios significativos en el producto, el proceso, el marketing o la organización de la empresa con el propósito de mejorar los resultado”. Es decir, podemos considerar innovación también la búsqueda de nuevos caminos para hacer nuestro trabajo más eficaz, eficiente y seguro; caminos que nos lleven a la mejora de la gestión de las organizaciones. Pero también creo que es innovación el cambio cultural en las organizaciones, el poner en marcha procesos para cambiar la forma de hacer las cosas. Sin duda el fomento de la cultura preventiva es una innovación que se puede y se debe afrontar por las organizaciones.
2. La aplicación de tecnología para el control del comportamiento de los trabajadores ¿es la solución?
Rotundamente tengo que afirmar que no. En mi vida profesional he podido comprobar cómo medidas de control basadas en la tecnología han sido manipuladas y anuladas en beneficio de una mayor productividad o comodidad, con la complicidad de mandos intermedios, jefes y dirección de la compañía. Se podrán sofisticar mucho los sistemas, hacerlos altamente complejos y difíciles de manipular, pero ¿compensarán los resultados la inversión realizada en la concepción, diseño, compra, mantenimiento, etc.? Quizás haya caminos más eficientes y sostenibles como pueden ser el cambio del comportamiento, la mejora de la cultura preventiva.
La solución, se me ocurre, que está en la conjunción de las dos, el cambio tecnológico tiene que venir acompañado de un cambio cultural, mejorar la cultura preventiva y aprovechar la tecnología de la forma más eficiente, así tendremos menos barreras para la implantación de nuevas tecnologías, busquemos una cultura innovadora, de mejora, de excelencia, que genere empresas sostenibles y saludables.
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