¿Qué beneficios nos aporta un viaje? ¿Sirve para descubrirse a uno mismo? ¿Es importante viajar para los niños? Estas son solo unas cuantas de las tantas preguntas que la mente se plantea antes de emprender una nueva aventura.
Elena Borges, psicóloga clínica del Centro PsicoBorges (Madrid), y Alberto Bermejo, del Gabinete de Psicología Clínica EIDOS (Alicante), tratan en EFE Salud de ayudarnos a hacer un viaje de lo más saludable.
Un viaje no es una terapia en sí, pero podría decirse que nos sirve como tal. “Un viaje puede producir un extra de vitalidad, de la que estamos faltos en algunos momentos. La rutina en la que nos movemos, con modernos trabajos sedentarios, no es lo mejor para nuestra salud psicofísica, así que hemos de activarnos para potenciar cuerpo y mente. Si lo que alguien busca es descanso o relajación, lo encontrará en un viaje”, apunta Alberto Bermejo.
Es cierto que se trata de una actividad en la que se huye de un acontecimiento negativo hacia un lugar nuevo, pero los problemas hay que afrontarlos antes que dejarlos de lado. “Cualquier terapia seria consiste en abordar y afrontar los problemas y no huir de ellos. En un viaje debemos encontrar nuestro destino, encontrar a otros o encontrarnos a nosotros mismos, pero no huir de nada”, dice el experto.
Un viaje es una buena oportunidad para conocernos mejor y reflexionar sobre nuestra propia identidad. “Nos hace más libres, nos escondemos menos y nos quitamos algunas de las caretas que llevamos cada día. Somos más nosotros mismos y es una forma de descubrirnos y sorprendernos de lo que somos capaces de hacer”, señala Bermejo.
Borges sostiene: “Muchas veces tenemos que viajar para ver de qué somos capaces porque, si hemos sido capaces de enfrentarnos a un lugar nuevo, a gente nueva y a una cultura nueva, podríamos serlo de muchas cosas más”.
Si una persona presenta problemas de dependencia emocional, algo muy recomendable es viajar. De esta forma se conocen nuevos amigos y se rompe la actitud de subordinación. ”Las personas que viajan solas, al volver, se sienten más autónomas y más fuertes porque han sido capaces de alejarse sin tener a nadie al lado”, ratifica la psicóloga.
Que tengan oportunidad de descubrir otras culturas es una excelente forma de complementar la educación de los pequeños. “En nuestro país, muy volcado hacia la familia entendida en términos más bien “hogareños”, se viaja con niños menos de lo que se debería”, matiza el psicólogo.
A su vez, hay que decir que es muy importante educarles durante esta época de su vida en horarios y normas, algo que está incluido en el itinerario de un viaje.
“Viajar ayuda a los niños a desarrollar su personalidad, ya que establecen nuevas relaciones, aumenta su capacidad de adaptación y abren su mente a otras formas de vivir”, precisa Borges.
Las maletas, el trayecto, la familia, los amigos, las excursiones, el transporte, los atascos. Todos son factores que producen estrés al viajero antes de salir de casa y hasta que se llega al tan soñado destino.
Ambos especialistas aconsejan:
- Aprender a manejar el estrés, ya que es una simple respuesta psicofisiológica del organismo.
- Pensar que se va a cambiar de lugar de estancia.
- Plantearse conocer gente nueva como un reto.
- Ilusionarse con lo positivo del viaje.